viernes, 24 de octubre de 2008

Más training (14/15-oct)

El martes pude despertarme un poco más tarde, ya que conocía mejor los autobuses y metros. Aún así, a las 7.30. No está mal.

Los despertares en el hostal eran horribles. Según abría la puerta de mi habitación me llegaba el frío que entraba por las ventas rotas y el olor a puercos enlatados. Entonces yo dejaba mi neceser sobre la bandeja de uno de los lavabos, llena de pelos y pasta de dientes, y me armaba de valor para lavarme la cara con agua fresquita y ponerme las lentillas.

Y a todo esto, cada viaje que hacía al baño tenía que cerrar mi habitación con llave, porque me lo dijo la ogra, y se ella lo decía…

Me morí de frío hasta que llegó el autobús. Llegó 10 minutos tarde. Perdí el metro que tenía pensado coger, así que agonicé hasta que llegó el siguiente, que se retrasó otros 10 minutos. Con todo ese retraso, llegué a la estación del centro de Frankfurt (Hauptwache, la nombraré mucho) a las 8.30… Ya me veía llegando tarde el 2º día de trabajo.

El metro me dejó en la estación de Nintendo a las 8.43, así que salí como un desgraciado a todo correr, llegué al edificio, subí corriendo por las escaleras y fiché a las 8.45 (y 40 segundos). Estuve a 20 segundos de cometer mi primera falta y estar a sólo 2 del paro alemán. Aún se puede decir que tuve suerte.

Seguí con el training. Ya me iba empapando de bastantes cosas. Una cosa que me sorprendió es el ambiente. Han conseguido que lo normal en los pasillos sea que la gente se sujete la puerta, se dé las gracias, se salude, otra vez las gracias…. Sí, me chocó bastante. Es un ambiente muy cordial.

Por la tarde fui a visitar un piso que me había conseguido la de la Agencia. Estaba a 10 minutos de Nintendo andando, así que fui directamente después de trabajar. Allí me esperaba un señor sin idea de inglés. Perfecto. Borré de mi memoria todas las preguntas que no se podían traducir a gestos: ¿está incluida la calefacción, la luz, etc. en el precio? ¿Cuánto tiempo es el mínimo a alquilar?

Subimos unas escaleras y abrió una puerta. Allí apareció una mini-habitación con todo tirado por el suelo, todo sucio… debía estar alquilado allí un auténtico desgraciado, porque no he visto cosa igual. Me dio bastante para atrás, y para colmo, el baño compartido. Hasta luego. Auf wiedersen. Tengo la cuota de baño compartido cubierta hasta 2013.

Al salir del piso me dio un bajón: vuelta al hostal. Compré algo de comer, que llegó frío, por supuesto, y entré en mi mansión. Qué asco. Cuando fui a ducharme (me costó unos 30 minutos armarme de valor), me di cuenta de que no me había traído toalla. Eran las 10 y ya estaba todo cerrado… marrón. Me tuve que fastidiar, ponerme el pijamita, y a dormir.

El miércoles no empezó muy diferente. Olores desagradables, frío e incomodidades. En esos momentos siempre me pasaba por la cabeza toda la gente que me decía “¿pero dónde te vas loco? ¡con lo bien que se está en casita!”. Y yo les daba la razón, pero totalmente.

Al llegar a Nintendo la cosa cambiaba un poco. Era el ambiente, el Zelda, los cafés calentitos…
Me explicaron un poco más concretamente mi trabajo: me asignarían a un proyecto, y a través de varias fases, tendría que buscar cualquier tipo de error, principalmente relacionado con la traducción e informar sobre él. Lo que allí llaman (y que yo usaré en el blog): reportar un bug.
En informática se usa mucho la palabra bug. Un error puede dar lugar a confusión. Un error es cuando Windows dice “no se pudo hacer no sé qué”. Es un error, pero está bien. Un bug sería si al ir a cerrar ese error de Windows, desapareciese algún botón del escritorio (más o menos).
Fui entablando conversación con varios españoles. De Madrid la mayoría. Casi todos llevaban menos de 2 meses.

Mientras estaba trabajando, me avisaron “Eduardo, is it you?” “Please go to adminlocalization”. Acongojadito, fui a ese sitio, que es una oficina. Yo ya iba pensando que me iban a decir que tenía que fichar antes de las 8.45, aunque no marcase todavía las 8.46, pero no, era sólo para darme un mensaje de mi agencia: tenía otro piso para ver. Ufff.

Así que al salir de trabajar fui al piso. De entrada, no estaba muy lejos del centro: 4 paradas. Era un barrio muy tranquilo. Había un parque lleno de niños y la gente iba por la calle haciendo jogging. Llegué a la casa en cuestión, de 3 pisos. Me recibió la dueña, que se llamaba María Korte. No era española, pero tenía antepasados de allí y viajaba mucho a España, a Murcia.

Cuando le pregunté si hablaba inglés y me dijo que no, directamente miré al cielo diciendo “vale ya, ¿no?”, pero hete aquí que empezó a hablarme en español. Raro y embarullado, pero español. Qué descanso.

La acompañé, subimos dos pisos, y de ahí subían unas escaleritas a un tercer piso, parecía una buhardilla…

1 comentario:

Angel dijo...

Me estoy imaginando el hostal donde estabas, como el "hotel" de Londres, pero versioin carcel armenia, jajaja. Pobrecillo...

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