domingo, 7 de diciembre de 2008

Saliendo de verdad

[Como hoy, domingo, me ha sobrado mucho tiempo en casa, me he dedica a escribir la crónica de ayer, así que aquí está contra pronóstico. Y me encanta llegar al ciber a las 9.05 y leer "El Sevilla ya gana desde el minuto 3 tras una cantada de Casillas". A qué planeta me he ido?]

A partir de ahora creo que usaré la expresión “eres más raro que un sábado en Frankfurt sin ir al Ikea” :) Estuvo a punto de ir, por la mañana, pero lo cierto es que tampoco tenía nada más que comprar, e ir sólo para coger lápices-souvenir, aunque el metro me salga “gratis”, es un poco heavy.

Mientras se despertaban mis neuronas, vi un rato la tele. Me encanta el anuncio del nuevo Sony Bravia. Sale James Bond y explosiones por detrás… está muy chulo. No sé si lo están echando en España también.

Después pegué unos cromos de la Bundesliga, y como ya sólo me quedaba fregar y planchar, me agobié y me fui al ciber.

A la vuelta cargué el móvil, ya que me había quedado a 0 euros después de hablar con Alice. Al poco tiempo, recibí un SMS de T-Mobile que decía que “durante un mes podrás hablar gratis los fines de semana”. Habrán visto el ritmo que llevo de consumo, y ya me han fichado como cliente-guiri potencial. Pues aprovecharé esos minutos.

Por la tarde me encontré con un capítulo de los Simpson, cosa que siempre celebro con rodajas de chorizo y pan Bimbo. Ya puede estar la casa patas arriba.

Cuando terminó vi un programa que hablaba de los grupos de música alemanes de ultraderecha, y decía que estaban descendiendo. 180 en el 2006, 160 en el 2007 y 130 en el 2008. Me pregunto a qué se dedicarán los que dejan esos grupos de música… ¿a cantar villancicos?

¡Ah! Eso me recuerda que estos días, en cualquier rincón de Hauptwache hay gente disfrazada de Papá Noel o cantando villancicos. Desde hace varias semanas, había un grupo religioso cantando, sin pedir dinero, para atraerte a su religión. Y de repente un día les quitaron el sitio unos jóvenes cantando villancicos, y ahora los religiosos están enfrente. Tocan a la vez, a menos de 10 metros de distancia. Parece una guerra de bandas pacífica :) Cada día que paso me paro a ver si detecto odio en sus miradas. De momento no.

Y mientras me preparaba para salir, estuve viendo el programa “Talk, talk, talk”. Es el que he dicho alguna vez que es un refrito de lo mejor de la semana, de todos los programa tipo “Diario de Patricia” del mundo. Ahora, como se está acabando el año, ya empiezan con “lo mejor de 2008”. Salió una buena ración de frikis. A algunos les hice fotos. Ya las veréis. Y como siempre, que si éste es el padre, que si es el otro… si a la mitad les da igual…

A las 8.20 salí hacia Hauptwache. Sorprendentemente, Javi y Pablo ya estaban allí. Al rato llegaron Laura, Carol y Anabel, y nos fuimos los 6 a cenar a “Die Kuh die lach” (La vaca que ríe). Lo típico eran las hamburguesas, y eso es algo a lo que soy muy reacio fuera de los McDonald´s. Yo si quiero una hamburguesa, me la tomo en un McDonald´s por no más de 6€, y no en un restaurante por 11,25€. Por supuesto, a gustos.

De todas formas, yo ahora me apunto a cualquier cosa que me propongan (dentro de un límite), para conocer el mayor número de sitios para cuando vayáis viniendo. Si no, estaríamos todo el día comiendo mis huevos fritos o en el McDonald´s/KFC/kebap-haus.

El restaurante estaba prácticamente al lado de Hauptwache, y en esa zona están las calles pijas, las que tienen las tiendas de marca, con joyas de 8.000€ en el escaparate. Y claro, los coches que se ven… hice algunas fotos para los freak-amigos. Uno de los coches que estaba aparcado me dijeron que era de James Bond. Se nota que en Frankfurt se mueve pasta (no en mi cartera precisamente).

Al acabar de cenar, nos fuimos al bar-karaoke australiano. Me habían comentado que mucha gente va ahí. Está en un centro comercial, así que ya es el segundo al que voy que está en una galería (junto con el del bar oriental y la fiesta lesbiana).

Por lo que se ve, también se puede cenar, y me comentó un español que él se pidió una vez una hamburguesa de canguro. Si os notáis valientes, podemos ir.

Sin embargo nosotros fuimos directamente a la zona de bar. Pasamos por varias pantallas, en las que estaban echando… ¡¡El Barça – Valencia!! Claro, me imagino que querrían poner fútbol, y algún equipo que dé espectáculo, y dijeron “pues el Barça”. Bien hecho, chicos australianos.
Creo que éramos los únicos españoles en el bar, así que pronto destacamos por nuestros gritos. Donde vamos, triunfamos.

Ponían música y de vez en cuando paraban para estar una hora de karaoke, aproximadamente. Las canciones… bueno, hubo unas cuantas alemanas, y otras tantas paraditas-tristonas, así que cuando pusieron “La camisa negra” de Juanes, la montamos a lo grande, cantando, gritando y saltando. Para las 12 de la noche, ya no quedaba nadie en el bar que no supiese que éramos españoles.

Sobre esa hora se nos unieron Belén y Rosana, y durante un rato, una amiga francesa y otra alemana.

Una vez fui al baño, me equivoqué de pasillo, y acabé en la calle, en camisa. Menos mal que no dejé que se cerrase la puerta tras de mí, así que pude volver y coger el pasillo correcto. Gajes del oficio.

Sobre las 2, dimos la etapa “karaoke” por concluida, y nos fuimos al famoso “Die Cave”. Sin duda, os llevaré. Además sólo cuesta 4€. Es un poco lo que te imaginas por el nombre, y sabiendo que ponen música rock y heavy. Bajas unas escaleras, hasta que ya está suficientemente profundo como para poder ser una catacumba. Y ahí te encuentras con heavys de todos los colores y formas. Sobre todo formas.

Lo que sonaba cuando llegamos eran grupos emo-pop, tipo Jimmy Eat World, Panic at the Disco, the Killers, etc. Yo estaba emocionado. Luego cambiaron el tipo de música, y sonó Nickelback y un grupo alemán que molaba, pero después ya… apareció el ambiente que me temía.

Pusieron el heavy más duro, a tope, y la gente se empezó a chinar como en los conciertos, a empujarse unos a otros. Algunos acababan por el suelo, otros se encaraban… yo me escaqueé, y me quedé con las chicas, viendo los toros desde la barrera.

Me pedí una cerveza, y me dijo la camarera “4,50€”. ¿Ein? ¿Talking to me? ¡Te he pedido una cerveza, no un masaje oriental! Me explicó que llevaba 1€ de “Pfand”. Me imagino que así se evitan encontrarse botellas por el suelo, porque cualquiera la pierde con 1€ de depósito…
Hice una visita a los baños, y sin duda es el lugar en el que no querrías caerte. Y yo estuve a punto. Si es que los heavys no apuntan :)

Según iban pasando las horas, nuestra gente se fue marchando, hasta que sólo quedamos Javi, Pablo y yo. Sobre las 4, yo me fui a ver si pillaba el primer metro, porque ya no podía ni con mi alma. Y no me llaméis “cacas”, tened en cuenta que a las 10 ya estábamos en el karaoke. Usamos el horario alemán para salir, y el español para volver a casa, más o menos. Es como cunde más la noche.

Creo que ahora sí que puedo decir que he salido por Frankfurt. Además, Belén y Rosana van todos los findes al australiano, y Pablo el traductor también, así que debe de ser de lo mejor. Y mucha gente de la que conocemos va a “Die Cave”, así que creo que he visto dos de los sitios más populares. Además creo que hasta me acuerdo de cómo se va.

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Esta es para Pablo; y como él no lee el blog, pues para Andrés o Ángel, que estabais cuando hablamos por teléfono, para que se lo digáis. El segundo gol del Bayern lo marcó LUCA TONI, y no el que decía Pablo.

Que no pasa nada, y en realidad, aunque él me insistió mucho y me dijo que estaba seguro, da igual quién llevase razón, y que yo me quedase callado y todo… pero… PABLO, EL 2º GOL LO MARCÓ LUCA TONI, ASÍ QUE ****YO***** TENÍA RAZÓN. Aunque en el fondo da igual… (pero grábatelo en la frente)

Llevaba queriendo escribir estos párrafos desde que a las 4.30 de la mañana lo vi en las pantallas del metro :)

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PARA FIDO (principalmente). Te quería decir desde hace tiempo… que te quiero… ah no, espera, no era a ti :D Ya hablaremos de eso :) En serio, quería pedirte que me buscases en internet qué canción es la que baila Tom Cruise al final de la peli “Tropic Thunder. Una guerra muy perra” (super-actuación de Ben Stiller y Robert Downey Jr.).

Es una canción rap, y me gusta mucho. Te lo digo ahora porque ayer la pusieron en el karaoke, y me apunté una línea, así que te será más fácil: “they stole the show”. Si necesitas más datos, no lo dudes… no los tengo.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Un día en la nieve, by Lucía

[De nuevo ando por "el cibermoro", como dice Fran. He subido 2 post nuevos (hasta ayer viernes), mas éste que es un relato de Lucía sobre un día en la nieve, y que no tiene desperdicio. Recordad que antes había otros 5, o sea q alguno de vosotros igual tiene 8 para leer... pero ánimo, fijo que como mínimo vais a acabar sonriendo. Quedan menos de dos semanas para que, algunos, me tengáis que aguantar en persona. Síiiiii nena!! :D]

Aquí va el relato de Lucía. Si hay alguna falta, tened en cuenta que proviene de un manuscrito/e-mail escrito a toda velocidad. Además el idioma cántabro en el Word no lo detecta el corrector ortográfico:

"El sabado subí a esquiar con mi primo y unos amigos al Alto Campoo, si te cuento todo lo que nos paso... tuvimos un dia horrible, pero al final conseguimos esquiar. Subimos para la estación del Alto Campoo y a mitad de camino encontramos un cartel que ponía que se necesitaban cadenas para subir, pero como subían muchos coches sin ellas pues nos arriesgamos y subimos con la esperanza de no encontrar a la guardia civil... pero por desgracia a mitad de camino nos echaron para abajo por no llevar cadenas, así que decidimos ir a Reinosa a comprar unas cadenas, llegamos a una gasolinera y compramos unas. Mi primo y los amigos intentaron ponerlas pero no había forma, salió el dependiente de la gasolinera a ayudarnos y tampoco y después salió también otro señor de una cafetería para intentarlo pero no había forma.

Como creíamos que el problema era que igual eran pequeñas, compramos otras, y consiguieron ponerlas, así que como desde Reinosa no podíamos ir con las cadenas puestas, las quitamos y ya las pondríamos cuando encontráramos la nieve por el camino. Subimos y a mitad de camino nos decidimos a ponerlas, con la mala suerte de que cuando estábamos intentando colocarlas vino una máquina recogenieve y se empeñó en pasar por donde estaba aparcado nuestro coche, así que mi primo tuvo que dar marcha atrás con la mala suerte de que la cadena que estaba a medio poner se enganchó en el eje del coche!!. Tras un cuarto de hora pasando un frío horrible consiguieron desengancharla y colocar las dos cadenas por fin!!.

Subimos hacia la estación y cuando nos quedaban 500 metros para llegar va y se rompe una de las cadenas, así que la quitamos y subimos sólo con una. Por fin llegamos a las 12:15!! y habíamos salido a las 8 de Torrelavega!!. Bueno pues la historia no acaba aquí, porque alquilamos los esquís y cuando estábamos ya preparados para subir al telesilla, uno de los amigos de mi primo se dio cuenta de que a su tabla de snow la faltaba un tornillo y claro así no podía hacer nada. Al final tras media hora consiguió que se la arreglaran. A partir de ahí estuvimos como 3 horas esquiando o mejor dicho intentándolo porque hacía malísimo, una ventisca!! que no se veía ni a 10 metros!! íbamos esquiando a la aventura.

De hecho, es que cuando estábamos bajando una pendiente que se llama el Valle de los Caídos (a ver si sabéis porqué es) pues me caí claro, pero encima en medio de la pendiente, no podía quitarme los esquís porque encima me entró un ataque de risa... y mi primo esperándome abajo porque no podía subir a por mí. Al final conseguí quitármelos e intenté ponérmelos pero claro no hay que ser muy listo para saber que en medio de una cuesta es imposible ponerse los esquís sin caerse de nuevo. Al final bajé andando y conseguí ponérmelos.

Pues después de 3-4 horas decidimos ir hacia el coche para irnos porque estábamos helados, pues te diré que fui esquiando hasta la puerta del coche en el aparcamiento, mientras habíamos estado esquiando había nevado tanto que estaba todo cubierto de nieve y los coches hasta con estalactitas de agua del frío que hacía.

Llegamos al coche y.... sorpresa, mi primo se había dejado las luces encendidas!! Todos pensamos que el coche no iba a arrancar!! pero sí que arrancó!! el problema ahora era lograr salir de allí... porque estaba toooodo nevado y nosotros con una sola cadena... Bueno al final conseguimos sujetar la cadena rota con unas bridas y nos aguantó hasta llegar abajo, por supuesto tardamos como 3 cuartos de hora ya que íbamos a 10 por hora. Que os ha parecido?? Parece un chiste de verdad... pero fue real."

Odisea en el metro, y Alice cap. 56

El viernes empezó como otro cualquiera, con sueño, pero contento. Me hace gracia ver lo contentos que estamos siempre los viernes por Nintendo, con todo un fin de semana por delante.
Sin embargo, cuando llegué al metro, ya dejó de ser un viernes normal. En los paneles de información ponía el mensaje de “¡Atención! Permanezcan atentos al metro”. Es decir, algo pasa y no se sabe cuándo vendrá el próximo.

Empezaron a pasar los minutos… 5, 10, 15… se me estaba gastando el margen, y no hay cosa que me dé más rabia que llegar tarde por culpa de algo/alguien que no soy yo.

Por fin llegó un metro, eran casi las 8.30, así que me tocaba apretar el culo y prepararme para correr. El metro llegó como una lata de sardinas. Claro, cuando pasan 20 minutos sin trenes, la gente se acumula igualmente. Yo me metí en modo “sí o sí”, y no fui el único. La siguiente parada hacia el centro, Habsburgerallee, fue traumática. Prácticamente no entró nadie, así que entendí su angustia. Íbamos ya a lo japonés, sin poder mover ni las pestañas.

Por el camino nos dijeron la razón del retraso por megafonía. Yo entendí esto “…… .. …. ………… …. ……… ……. ....... ......”. La gente murmuró un rato, y luego en Nintendo me explicaron que dijeron “circunstancias humanas”, o sea, otro que hizo puenting sin cuerda en las vías.
Cogí el siguiente metro (el que va del centro, Hauptwache, a Nintendo) a las 8.35. Me encontré con Dani, cosa rara, porque él viene de otra línea. Se ve que el pavo que se tiró lo hizo en un cruce, porque afectó a 2 o 3 líneas. Pasaban los minutos rapidísimo. Las 8.37…. las 8.39… las 8.40… y la siguiente parada era la nuestra.

Yo estaba venga a mirar el reloj, y Dani me decía “tranquilo, no vamos a llegar, así que ya relájate”. Yo le insistía que iba a esprintar como un desgraciado si existía la más mínima oportunidad de llegar a tiempo.

A las 8.42, el metro paró en “Miquel Adickesallee / Polizei Präsidium”, y le dije “Dani, yo corro”. Subí esprintando las escaleras, y pronto me di cuenta de que probablemente acabaría la mañana agachado sobre la taza del WC, pero había que intentarlo. Corrí, corrí y corrí, como Forrest Gump en una trilogía. Dani se animó a correr, pero por detrás de mí. Entramos por el portal a las 8.45, justo cogimos un ascensor, subimos y fichamos a las 8.45. Uno que llegó justo después, entró a las 8.46. Nos pusimos los dos ahí a chocar y abrazarnos, diciendo “¡¡Toma!!” (lo juro). Parecía que habíamos ganado algo.

Ya le había dicho yo a Dani que en realidad las 8.45 con 59 segundos también vale, así que teníamos casi un minuto más de esperanza. Eso sí, pronto me empezaron a subir unos reflujos raros del estómago, y pensé que acabaría la mañana en el médico, pero se me pasó en una hora.
Más tranquilos, Dani me contó que él, de cuando hacía atletismo, tenía una “calculadora mental” y veía la distancia y el tiempo, y sabía a qué ritmo tenía que correr; por eso había empezado más lento pero habíamos llegado a la vez, y él sin estar al borde de la muerte.

Yo le contesté que también tengo una calculadora mental, y que cuando veo que voy a llegar tarde a un trabajo en el que sólo puedes llegar dos veces tarde, voy al máximo desde el principio y llego hasta donde me dé el cuerpo, pero al máximo. Es menos ortodoxo, pero lo seguiré haciendo. Y me imagino que vosotros también lo haríais. Además ahora ya sí que seguro que puedo ganar a Marcos corriendo.

Cuando los latidos bajaron de 3.000 por minuto, busqué a Pietro para ver si podía llamar de mi parte a Alice, para preguntar por mi paquete. En realidad, para darles la dirección de mi agencia de trabajo, y que me lo mandasen allí; pero Pietro no estaba, así que busqué a Basilio, y le comenté que con que me pasasen a una operadora en inglés, ya me apañaba yo, pero se empeñó en hablar él. La verdad es que se está portando conmigo.

Llamó, esperamos 5 minutos oyendo música de Enya, le cogieron, explicó el tema, y cuando le iban a pasar con el departamento apropiado, se cortó la llamada.

Comprobé el saldo del móvil: 8€. No problem. Y cobertura había, así que fue culpa de Alice (como todo).
Volvió a llamar, se repitió el proceso, y se volvió a cortar. Miré el saldo: 0,00€ Esta vez fue culpa del saldo, pero vamos, vaya robo de conferencia. No llegaron a 10 minutos, y se me fueron 8€.

Quedamos en llamar en el descanso para comer, desde un teléfono de Nintendo. Son teléfonos VoIP, o sea que no gastan. A la hora de comer, le esperé… y esperé… pero no vino. Apareció al final de la pausa, todo apurado, porque le había surgido algo y como no tenía mi teléfono, no me había podido avisar. Le dije que no pasaba nada, bastante se estaba preocupando por mí. Eso sí, mi tripa sonaba como un gato malherido.

Finalmente, quedamos a las 17.17, al terminar el trabajo.

Llegó la hora, y llamó… empezó a hablar, pero se cortó la comunicación por un lío con los botones del manos libres.
Relax. Be water my friend.
Volvió a llamar (4ª llamada del día), explicó el tema a un operador y éste le dijo que “no se le abría el programa para acceder a mis datos”. Y según me dijo Basilio, ya tenía intención de colgarle, pero consiguió que se apuntase la nueva dirección en un post-it, como para que lo pasase al ordenador cuando funcionase.

Espero que ese post-it no pierda sus propiedades adherentes, como suele pasar y acabe por los suelos de las oficinas centrales de Alice en El Triángulo de las Bermudas.

Así que muy en teoría, Alice ya tiene la nueva dirección y mandará el paquete allí, con lo cual debería posiblemente quizás ojalá ser entre algo probable y bastante probable que la semana que viene reciba el router.

Le agradecí el tiempo invertido a Basilio, hice unas compras, hablé en el ciber con mis padres y cené viendo la peli de xXx (de Vin Diesel). Da más miedo en alemán. Y cuando los rusos hablaban alemán, ya parecía el fin del mundo.

El metro sube, el sueldo no

El miércoles, como ya era día 3, al salir de Nintendo llamé a casa de María, para pagarle.

Yo hasta ahora nunca había tenido la experiencia de despedirme de tanto dinero todos los meses. Cuando tienes esos 400€ en la mano, que te han costado madrugones, estrés y frío, y los tienes que dar a otra persona, te parece que lloran. En serio, creo que algún billete de 50€ lloraba.

Cuando pago, me dan ganas de decirle a María: trátalos bien, no los malgastes, y ten cuidado con éste, no le gustan las temperaturas altas, tenlo siempre en la cartera.

Como el mes pasado, no fue “pagar y volar”. Estuvimos (estuvo) hablando un rato bilingüemente. A ella le gusta que yo le hable en español, para repasarlo, y ella a mí me habla en español, pero de vez en cuando me dice una frase en alemán, y si no consigo entenderla, entonces me traduce. Alguna, hasta se la contesté en alemán.

Aproveché el resto de la tarde para hacer la compra. Como le suelo decir a mi madre, yo alucino con los viajes que hago al Tengelmann, y eso que vivo solo. Cada día se me acaban un par de cosas, las apunto, y lógicamente en 3 ó 4 días tengo que estar en el supermercado. Qué estrés…

Para relajarme me hice un par de sándwich. Los hice como me dijo Ángel, salvo que en vez de aplastarlos con un plato, los aplasto con la mano, para no tener que fregar (es más fácil lavar una mano que un plato). No obstante, no me mola mucho el que se me escurra aceite entre los dedos, así que igual tengo que hacer lo del plato… ya veremos. A cambio, igual dejo también de usar cubertería y la compro de plástico. Lo consultaré con mi entorno en Navidad :D Por aquí ya se me ha quedado la fama de que uso vasos y platos de plástico para no fregar.

Lo cierto es que se ríen, pero luego yo voy a sus casas y veo una pila de platos hasta el techo, y digo “ya me acuerdo, por esto era lo de usar platos de plástico”. Bastante tengo con fregar cazuelas, espumadera, tazones de desayuno…

Los sándwich los hice con el pan bimbo recién comprado. Y me he dado cuenta de una cosa: siempre que he comprado pan bimbo venía sin “tapas”, es decir, los panes de arriba y abajo que la gente no suele comer. ¿En España vienen siempre con tapa? Yo creía que sí, pero ahora dudo.

En la tele había poco. Los miércoles, salvo los Simpson (que acaban sobre la 7) no hay nada, así que vi el Herta Berlin – Galatasaray, de UEFA. ¿Y a que no sabéis quién está en el Galatasaray? (Stela, tú no lo digas que seguro que lo sabes) :) ¡¡Baros!! ¡¡El que iba para crack hace unos años!!
Igual os acordáis que cuando en el 2002 estuve en el campo de trabajo de la República Checa, me compré su camiseta, porque era el jugador que todos los equipos querían. Estuvo cerca de venir a la Liga, pero no sé dónde se fue… se dejó de oír su nombre… y ahí lo tenéis, acabadito. Me alegro, por no venir a la Liga. Eso sí, su camiseta ya no me la pongo ni para pijama de verano. Si llevo una camiseta de “Baros”, sólo 5 ó 6 personas por la calle sabrían que es un jugador, el resto pensaría que me llamo así. Por cierto, ganó el Galatasaray 0-1 con gol de Baros :)

Amaneció el jueves, fui a trabajar, y como todos los días a la vuelta, subí las escaleras con la esperanza de encontrarme un paquete de Alice. Empecé la escalada… ¡¡y había un paquete!! Lo cogí convencido de que sería el mío… pero no. Era para el chico que vive debajo de mí. Aquí reciben paquetes hasta los cuervos del jardín. Y aunque no lo he contado arriba, el miércoles el chico recibió otro paquete, que al principio también pensé que era mío. Qué destino tan cruel, ponerme paquetes en mi camino…

Como el jueves era la fecha límite que había dado yo a Alice internamente para mandarme el router, decidí llamarlos el viernes. ¡¡Quiero interneeeeeeeeeeeeerrrt!! Voy a tener que llamar a Enjuto Mojamuto e irnos a vivir juntos a algún piso por aquí. Él seguro que tiene internet.
Me quité la frustración en el ciber-café. Si oís alguna vez que la bolsa de Frankfurt sube, es por mi ciber. Debe de tener ya un superávit de millones. Cualquier día veo un Ferrari aparcado en la puerta.

Por Messenger me contó Lucía la aventura que tuvo yendo a esquiar. Digna de las peores que me han pasado aquí. Como la tiene escrita por e-mail, y me dio su consentimiento, espero que el próximo día me la pase y la pondré para que todos disfrutéis. Le pasó de todo.

También hablé con Peter, el alemán que estuvo conmigo en el campo de trabajo de EEUU, y que ahora está en Nuremberg. Me dijo que el fin de semana que viene (13-14 de diciembre) estará en la ciudad, así que tenía luz verde para empezar a organizar el viaje. Os recuerdo que Nuremberg, aparte de ser una ciudad bonita, tiene un mercado de Navidad que aparece recomendado en todas las guías de viaje de Alemania.

Para volver a casa, me fui a la parada de metro del Zoo, como siempre, y vi que habían cambiado los tablones de anuncios. Me fijé, y ya habían puesto las tarifas que entran en vigor el 14 de diciembre. Como era de esperar, ha subido todo.

El billete que cogía para ir a la Alpha House en Offenbach ha subido de 3,60€ a 3,70€. El billete normal de metro, de 2,20€ a 2,30€ y mi bono mensual (Monatskarte) de 70,90€ a 72,90€. Claro, como ha subido el petróleo…. ¡ah no! Que son eléctricos…

También hay alguna novedad. Ahora con mi bono mensual, a partir de las 19:00 puede viajar otra persona sin billete conmigo. Lo han hecho como para ser populares, pero es una tontería. El que quiere viajar a partir de las 19:00, normalmente ya tendrá un billete diario, semanal o mensual, porque es de aquí. Bueno, me explicaría mejor, pero es que voy a aburrir.

Otra importante novedad son los “Anschlussfahrkarten”, que como su propio nombre indica, son tickets reducidos para cuando sales de tu zona, pero tienes bono semanal/mensual/anual.

Traducido: yo ahora pagaba 3,60€ para ir a Offenbach, y otros tantos de vuelta, lo cual es un robo teniendo en cuenta que yo tengo un bono mensual, y que Offenbach está sólo 2 paradas fuera de la zona del “cogollo” de Frankfurt.

Pues estos nuevos tickets son un “añadido” para el bono, y cuestan en torno a 1,70€. Mucho más lógico. Si te sales de tu zona, pagas sólo un suplemento. ¿Hay algo así en Madrid? ¿Y en otros sitios? Creo que debería ser así en todas partes.

Por la noche cené viendo el Slavia de Praga – Hamburgo. La UEFA me está salvando la vida :) Al principio no sabía con qué equipos ir, pero desde hace tiempo tengo claro que apoyo a los alemanes, porque cuanto más lejos lleguen, más partidos suyos podré ver (y más posibilidades de cruzarse con españoles).

Aunque espero poder ver lo que quiera cuando tenga internet. Creo que lo primero que podré ver por internet será el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, el de 2010 :D

jueves, 4 de diciembre de 2008

Crema hidratante

[Ni os gustará a vosotros, ni me gusta a mí, pero aquí van 5 post nuevos, todos de golpe. He andado liado, y como adivinó Halfmat, no tengo internet todavía. Total, quién necesita internet en el siglo XXI? Espero que os echéis unas risas. En teoría, estos post deberían ser más graciosos y menos pesimistas que los anteriores. Besos!!]

El lunes probé en el Rewe de Nintendo a sacar dinero con mi tarjeta y mi PIN, y funcionó ¡qué ilusión! Nunca me hizo tanta ilusión tener dinero en la mano. Y justo a tiempo para pagar a María.

Después del curro, pasé por mi agencia para pedirles el favor de que recibiesen ellos el paquete de Alice, porque si no me habían llamado ya, es que el paquete esta perdido por el sistema postal alemán. Me dijeron que ningún problema, así que sólo faltaba la llamada de Alice.

Por la noche no echaron K-1 en Eurosport, porque ahora no hay más que millones de modalidades de esquí, día y noche. He intentado que me guste, por la cuenta que me trae, pero no hay manera. Me aburre.

Así que hice zapping, y llegué a “Bauer sucht Frau”, que con un poco de suerte ya no os tengo ni que traducir. Me encanta la gente que hay ahí. La sensación que me da, por los gestos y situaciones, es que son unos campesinos muy “típicos”, es decir, no parecen muy avispados, pero sí bonachones y buenas personas.

A uno, su candidata ya lo ha mandado a casa. Bueno, se ha pirado ella. No me extraña. El tío es tan guapo como una coliflor. Espero que lo podáis ver en la foto que le hice (las fotos a la tele no salen muy bien).

El martes después de Nintendo fui al Commerzbank. Los martes cierra a las 6, así que es mi oportunidad para hacer gestiones sin pedir flex-time. Según entraba por la puerta, salía Sasha, el que habla inglés. Os lo juro. Por descontado, la cajera no hablaba inglés.

Debo reconocer que en general en Alemania, o por lo menos en Frankfurt, el 80% de la gente habla algo de inglés, pero lo fuerte es que yo ya he hablado con el 20% restante.

Esta vez era fácil, simplemente le tenía que dar la hoja que venía con mi PIN de banca on-line firmada, para que me activasen el servicio, pero ya que estaba en modo valiente, le pregunté cómo podía hacer para cambiar mi PIN. Fue gracioso, porque aprendí el verbo “cambiar” unos tres días antes, y pensé que lo usaría poco.

La señora me explicó que el PIN no se puede cambiar. Si lo quería cambiar, tenía que pedir otra tarjeta de crédito…. Jajajaja :D qué cachonda la tía. No me puse a contarle cuándo empecé las gestiones con su banco para no deprimirla. Como para pedir ahora una tarjeta nueva. No gracias. Además, si quiero otro PIN, no es para que le des a “Generate random PIN”, la idea es elegir el que yo quiera. En fin…

Ya que estaba por la Bergerstraβe, es decir, el mini-Zeil, pasé por un Schlecker a por una crema hidratante. Tranquilos, que no me he vuelto metrosexual por el estrés. En Logroño ya me daba. Sólo que aquí el frío polar te reseca hasta la suela de los zapatos, así que gasto más crema y cacao que un esquimal.

Inocente de mí, pensé que crema hidratante se diría parecido en alemán. Hay palabras que tienen la misma raíz en todos los idiomas europeos, y era de esperar que “hidratante” se dijese “hydratieren”, “hydratant” o algo así; pero no vi nada por el estilo.

Por no irme de vacío, cogí una crema que parecía cumplir con el perfil, pero camino de la caja, vi una estantería llena de “Nivea Visage”. Todas las cremas para la cara estaban ahí. Como probablemente el bote que había cogido sería antialmorranas o exfoliante de orejas, lo dejé en su sitio.

Me empollé la estantería de “cara”… y no había nada “hydra….”. No me atreví a coger ninguna y me volví a casa.

Busqué en el diccionario “crema hidratante”. Os dejo que penséis 10 segundos cómo se puede decir.







Feuchtigkeitscreme.

Joder, si es que soy tonto, cómo no se me había ocurrido. Seguro que la habéis acertado unos cuantos :)

Después de la mini-aventura del día, a las ocho y media fui a Hauptwache. Habíamos quedado para ir al Jazz Keller, al garito de jazz al que no pudimos entrar la última vez.

Cuando estuvimos todos (Javi, Laura, Carol, Andrea, Pablo y yo) nos fuimos ilusionados. Por cierto, de ese grupo, Andrea es el compañero italiano de piso de Javi, y Pablo no es ni el extremeño ni el traductor, es que vive en la Alpha House.

Llegamos a la puerta y admiramos el precioso cartel: “Private Party. Sorry”.

Sigue quedando pendiente…

Paseamos hasta la calle paralela. La verdad es que ahora da gusto pasear por el centro de Frankfurt. Está todo precioso con las luces. Y como cada vez que hablas te sale vaporcito, parece todo el rato que estás en un anuncio de turrón.

De las 7 u 8 cafeterías que hay, elegimos una al azar, y cuando íbamos a entrar salió una señora diciendo que había una presentación de un libro y que costaba 10€ entrar. Como veis, a veces cuando pones la otra mejilla te zurran también.

Elegimos de nuevo al azar, y acertamos. Nos tomamos unos cocktails (llamados Lollipop) y unas cervezas en un bar muy elegante, con camarero sudamericano (qué alivio), y nos recogimos.

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Ya sabéis que tengo un móvil y número alemán. Quería contaros que es una locura vivir con dos móviles. Además suelo llevar uno en cada bolsillo, o sea que si es verdad lo de quedarse estéril…
Sé que alguna vez me habéis llamado y no doy señal, y además no recibo el aviso. E incluso algún mensaje que se ha perdido. Bueno, quiero aprovechar para comentaros el uso de mis móviles.

Móvil español: este móvil lo tengo estropeado. Funciona perfectamente, salvo por la antena, que pierde y recupera la cobertura al azar. Lo tengo apagado todo el día, hasta las 5.20 que salgo de Nintendo; entonces lo enciendo hasta la noche. Así que si a partir de las 5.20 os da “apagado”, no lo está; en 15 o 20 minutos recupera la cobertura. Si me llamáis, vosotros pagáis como si llamáis a vuestro padre o a vuestro novio, y yo 20 cents/minuto. Si os llamo yo, pago 40 cents/minuto.

Móvil alemán: éste lo tengo encendido todo el día. Y más ahora que espero la llamada de Alice. Es con el que me comunico con toda la gente de Nintendo los fines de semana. Si me llamáis a este, a mí me sale gratis, pero lógicamente para vosotros es una llamada internacional. Llamaros yo me saldría por un ojo de la cara, el otro, y alguno más :)

Würzburg

El domingo a las 10 habíamos quedado en Hauptbanhof (estación de trenes, no confundir con Hauptwache) para coger los billetes y pasar el día en Würzburg.

Par las 10.20 estábamos todos: Javi, Pietro, Marzia, Davide, una japonesa, un alemán, Laura, Carol, Anabel y yo.

Si habéis sido superfieles al blog (cosa que daré por hecha), os faltan por conocer a 5 personas de ese grupo. Marzia es una chica de Nintendo (equipo italiano). La japonesa es la novia de un amigo de Davide; vive en Alemania, y habla italiano mejor que inglés. El alemán es un amigo de Pietro. Carol es una amiga de Laura, también de Nintendo, y Anabel es traductora en Nintendo.

Cogimos los billetes: dos billetes para cinco personas cada uno. Aquí se lleva mucho eso, el comprar un billete para 5, de 35€. Lógicamente, cuantas más personas vayan, sin pasar de cinco, mejor. A nosotros nos salió redondo, 7€ por persona, ida y vuelta hasta Würzburg. Un chollazo.

Cogimos el regional con puntualidad alemana y tiramos millas. Por el camino fui sentado con Davide y la japonesa, así que tocó sesión intensiva de italiano. Estuvimos hablando básicamente de Japón. De nuevo Davide me contó (porque le pregunté) que el japonés que sabe lo aprendió en un curso megaintensivo de 6 meses allí. Cada vez me gusta más la idea… ya tengo los detalles, por si acaso.

También me estuvieron contando lo difícil que es para un extranjero trabajar allí. Básicamente, si quieres trabajar en Japón, tienes que ir ya con un contrato (tipo EEUU). Lo difícil es que una empresa te contrate, porque para ello tiene que explicar y justificar por qué cierto trabajo sólo lo puedes hacer tú, y no un japonés.

Una política muy protectora de la juventud del país. Todo lo contrario que en España, donde si eres rumano o ilegal, no tienes ningún problema para trabajar, por ejemplo, de autobusero. Allá cada cual.

Por estas razones, me dijeron que los italianos suelen acabar trabajando en pizzerías, y los españoles en locales de flamenco. Potenciando los estereotipos. La verdad es que no me imaginaba la situación así. También debe de haber algo de mafias por lo que me comentaron, pero claro, es Japón, no Camboya, por lo que sigue siendo difícil.

Para terminar con el tema, la japonesa me explicó que si ellos entran en Europa, les pasa parecido, pero pueden entrar con un visado de turismo (3 meses) y luego quedarse por ahí, trabajando en algún sitio sin contrato, sin demasiado problema; pero al revés no. Si vas a Japón como turista y luego te quedas, te buscan, te acosan, te deportan… ¡y ya no puedes volver nunca más al país! ¡Flipa! Tiene que ser alucinante que te echen de un país “para siempre”.

Y todo este rollo, mientras íbamos a Würzburg. Cuando nos quedaba una media hora para llegar, un alemán explicó por la megafonía que otro alemán (evidentemente) se había tirado a las vías, y el tren no podía pasar.

Nos tuvimos que cambiar de tren, con la consiguiente pérdida de tiempo. Al menos, aprovechamos para hacer un poco de humor negro, que los italianos entienden y comparten, tipo “se podía haber tirado un poco más tarde” o “y mira que hay carteles en todas las estaciones de cuidado con las vías”.

Por fin llegamos a la ciudad. Comimos en un restaurante de 24€ el menú, pero vive Dios que no dejé ni una miga. Comí un plato de pasta, otro de patatas y dos filetes dignos de Homer.

Después, a la hora de la siesta, comenzamos el turismo. La verdad es que es una ciudad preciosa. Tiene varias iglesias, una catedral… y el casco antiguo es muy pintoresco. Ya os enseñaré las fotos. Si alguno venís una semana (jajaja), iremos allí un día.

Subimos a un castillo, que sin duda es más bonito desde abajo, pero al menos las vistas eran impresionantes.

Y para terminar, pasamos por el mercado de Navidad. Todas las ciudades tienen uno.
Me han dicho que en Madrid también ponen algo parecido. Yo desde luego no había visto ninguno en mi vida, y es muy curioso.

Son un montón de casetas, que venden comida, adornos, recuerdos… todo relacionado con la Navidad, mientras suena música navideña y se respira olor a Glühwein, el vino caliente especiado típico de la Navidad.

Otra de las tradiciones es que cada caseta da el Glühwein en una taza particular, así que hay gente que se dedica a coleccionarlas. Yo me quedé con una de Würzburg.

El vino en sí… ni está malo ni está bueno. Está mejor de lo que suena, y peor de lo que podría ser :) Eso sí, el que esté calentito, aunque parezca una burrada, es lo que más apetece con el frío que hace. Ya lo probaréis en las Navidades 2009 :)

Poco después comenzamos la vuelta, ya que con el billete que teníamos no podíamos coger cualquier tren; sólo los “lentos”. A las 10 llegamos a Frankfurt, cenamos en un McDonald´s, y cada mochuelo a su olivo.

Fue mi primera excursión oficial en Alemania, y no pudo ir mejor.

Lavando

Como salí el viernes, el sábado hizo de domingo, lo que se traduce en hacer de “amo de casa”. Lo primero que hice fue ir a la lavandería. Era la última gran tarea que me faltaba por hacer (junto con planchar que viene después).

Al bajar las escaleras me encontré una carta… la abrí… ¡¡y era el PIN de la tarjeta de crédito!! ¡¡Por fin!! 29 de octubre de 2008 -> ya podía sacar dinero de los cajeros. Y pensar que estuve casi tres semanas esperando por si eran lentos los envíos... Un problemón menos.

En la lavandería me di cuenta de que ya había pasado el tiempo suficiente como para olvidarme de cómo se hacía, así que tuve que volver a leerme las instrucciones en alemán. Lo peor, las relativas a “qué producto”, en “qué compartimento” y “cuánta cantidad”. Básicamente, eché detergente y suavizante a ojo. 0 años de experiencia me avalaban.

Pero no me adelanto. Fue un gustazo llegar con mi bolsaza de Ikea llena (ropa de tres semanas, es decir, toda mi ropa) y comprobar que todas las lavadoras estaban ocupadas o estropeadas. Me quedé sentado cerca de dos lavadoras que ya habían terminado, o sea que estaría a punto de llegar alguien para vaciarlas. Pero iba llegando más gente, y se iban paseando a lo buitre por las lavadoras. Ya me veía que cuando se quedase una libre, iba a haber problemas. Y me iba a costar defender mi posición con mis 4 palabras de alemán. Pero no me iba a rendir fácilmente.

Durante la tensa espera, vi cómo un chaval llegó, vació una lavadora que ya había terminado y no era la suya, y metió su ropa (dejando la que había encima de una mesa). Me apunté la idea para próximas veces, aunque no sé si me atreveré a hacerlo.

Pasaron unos 20 minutos, y estuve a punto de volverme a casa, pero la bolsa pesaba demasiado como para haber hecho el viaje en balde. Así que hasta la muerte. Apareció un señor y se acercó a “mis” lavadoras. Un alemán se le abalanzó y le preguntó si las dos eran suyas. Respondió que sí, y me levanté rápidamente.

Por suerte, el alemán era de los majos, me pregunto no sé el qué, y yo dije “ich brauche nur eine” (sólo necesito una). Levantó el pulgar hacia arriba, y me dijo que él también, así que nos repartimos la carroña-lavadoras.

El resto del proceso no fue tan tenso ni interesante. Cuando acabó la secadora, doblé como buenamente pude las camisetas, lo metí todo a la bolsa otra vez, y a casita, rezando porque no tuviese que planchar mucho.

Antes de comer me metí una buena sesión de tele, para relajarme un poco. No hago más que ver el anunció del nuevo Opel Insignia, y lo que me hace más gracia es que es el “coche del año 2009”. Joder, qué cracks. Y me imagino que estarán a punto de sacar el coche del año del 2010.

En mi programa favorito de éxitos del pasado, el presente y el futuro, hablaban de la música alemana, sobre todo la electrónica. Alemania tiene unos grupazos de música electrónica. Una canción que me gustó fue una de Christina Stürmer – Ich lebe. No era electrónica, pero se entendía muy bien, la chica era guapa, y sonaba tan bien que casi no parecía alemán.

En otro programa vi a un pavo que se había tatuado una parte del cuerpo muy curiosa… ¡¡los ojos!! ¡¡de azul!! Tenía lo blanco de los ojos de color azul. De verdad que aunque la población mundial aumenta, el número de neuronas se mantiene constante.

Por la tarde tuve un par de conversaciones con españoles e italianos para ver si salíamos, pero al final no se concretó nada. Sobre todo porque el domingo nos íbamos a Würzburg.

A las 8 me fui a oír como perdía el Real Madrid. Últimamente casi me da igual el resultado; el oír alguna radio futbolera me encanta, y me traslada a las tardes de domingo españolas. Mantendré esa costumbre cuando tenga internet en casa (sic). Por cierto, Getafe 3, Real Madrid 1.

A la hora de cenar pillé un show de “coches de choque” en Düsseldorf, en directo. Eran carreras de coches, pero en las que no gana el primero, sino el que más rivales vuelca, el que más accidentes provoca y cosas así. Había oído hablar de ello, pero no me lo imaginaba.

Postearé alguna foto para que os hagáis una idea. Se pasan la mitad del rato con el circuito atascado de coches volcados, girados y reventados. Y cuando algún se quedaba a medio volcar, paraban la carrera, y mientras la gente aplaudía como loca, bajaban unos mecánicos y lo empujaban para que siguiese en carrera. Como mínimo, curiosísimo. Eso sí, vi como 1 hora y media, pero después de los primeros 45 minutos, ya hubo pocas sorpresas. Sólo las actuaciones que había en directo entre carrera y carrera, donde vi, por ejemplo, a The Offspring, Nickelback o Guano Apes (su cantante). Vamos, como ver a Chenoa.

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Me habéis preguntado varias veces si la vida aquí es más cara, y nunca sé contestaros demasiado bien (como diría el mono de los Klammstein “edtoy apdrendiendo a habladddd”).
No, en serio, yo creo que está más o menos como en España. La cesta de la compra no la puedo comparar, pero los cubatas están al mismo precio, y la comida rápida parecida. He oído que los coches efectivamente son más baratos aquí, pero lo que sí que vi es que la Sin Plomo 95 está a 1,18€. En Logroño estaba a 1,12€ la última vez que eché yo, y luego sé que bajó más.

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Cuando vengáis, os va a chocar sin duda el tema de beber en la calle. Y no me refiero a hacer botellón, sino a beber cervezas. Está todo permitido, así que a partir de las 7 o las 8 es muy fácil ver a gente por la calle o en el metro con una cerveza en la mano. En Logroño también se puede beber en la calle, pero nunca ves a nadie con una cerveza. Es chocante.

Y no mendigos. Niñas adolescentes, ejecutivos… es evidente que aquí la cerveza es tan común como el pan o las patatas.

PIN

El jueves fue bastante más relajado que el día anterior, de hecho ¡no hay nada que contar! (qué ganas tenía) jaja :) bueno, ya me entendéis…

Únicamente lo típico: la tele. Vi el programa de “vídeos de primera”, me eché unas risas, y luego vi el Schalke 04 – Manchester City, de UEFA. Y cuando terminó, y pensaba ponerme a fregar… ¡me pusieron el Hamburgo – Ajax! Yo así no puedo hacer las tareas de la casa. Lo vi también, y fue un partidazo. También es verdad que no tengo mucho para compararlo, porque sólo veo equipos alemanes, y el Madrid – Juve que todos sabemos lo bien que jugó el Madrid.

En el Ajax jugó Oleguer de titular. Sí, Oleguer, el que tiene dos hemisferios de menos en el cráneo. Y luego entró Gabri, otro ex del Barça, pero mucho más normal. Hubo un gol gracioso, en el que un tío tiró desde lejos, pegó en un poste, luego en el otro, y mientras iba hacia el córner, el mismo jugador, que había seguido esprintando, llegó antes que todos los demás y marcó. Joder, cómo pierde la jugada por escrito :D

El viernes cuando bajaba al portal, me encontré una carta en las escaleras. La abrí, y era del Commerzbank: el PIN para la web del banco. ¡¡Uyyyy!! ¡¡Casi!! Vale, estaba muy bien, doy gracias y no me quejo, pero era más importante el pin de la tarjeta. Ya era día 28, y el 1 iba a tener que pagar a María quitando nieve del jardín y desatascando tuberías. La verdad es que prefería sacar dinero.

En Nintendo fuimos perfilando el plan del domingo: ir a Würzburg. No es una ciudad conocida, pero Pietro había estado de Erasmus un año, y decía que merecía la pena. A las 5 de la tarde, ya habíamos conseguido 2 “sí”, 8 “seguramente” y 3 “no creo”. Y eso contando con que queríamos comprar los billetes esa tarde. Al final decidimos no comprar nada, quedar el domingo directamente, y comprar los tickets in situ.

Los planes para el viernes parecían ser una partida de póker o ir a la casa de Offenbach, que a partir de ahora veréis que llamo a veces la AlphaHouse, porque así es como se le conoce en Nintendo. La explicación es simplemente que los dueños de la casa son de la agencia Alpha, la que contrató a Dani, Carlos, Antoine, Pablo… (o sea, los que viven allí).

Intenté convencer a un grupo para ir a la AlphaHouse, pero luego repetir y mejorar la experiencia del MTW Club (da gusto escribirlo).

Para variar, a las 8-9 de la noche, yo no tenía muy claros los planes que había, y puede dar fe de ello la gente con la que me puse a chatear sobre esa hora (en el ciber, por supuesto). En el último momento se confirmó lo de Offenbach, y se fusionó con la partida de póker. Así que allí nos juntamos unas 15 personas. Unos jugaban al póker, otros a la consola, otros cortaban la hierba (guiño guiño). Menos de ir al MTW, había ambiente de todo.

Para las 11 supe seguro que no iríamos, así que me dediqué a echarme unas risas con los que no jugaban y a ver un rato la partida. Suelen jugar “hasta el final”, es decir, que no te puedes retirar. O ganas a todos, o eres un perdedor más. Así que o pierdes 5, o ganas 120-140, pero no te puedes llevar unos 30. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Mientras tanto, hice una llamadita a la Cuadrilla, que estaba en cuadro. Como echo de menos el plan de siempre de los viernes: una cervecita mientras se comenta la semana.

La partida acabó sobre las 3, así que tuvimos que jugar al GTA hasta las 4, porque no había metros.

Sin duda es una de las cosas que aún me siguen chocando. Aquí tengo que pensar mucho más qué plan quiero para la noche, porque entre las 12.30 y las 4.30 no hay opciones. Es decir, o light, o a full, pero no “a tomar algo”. No es que me encante.

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En Frankfurt hay muchos mendigos. En realidad creo que en todas las ciudades grandes, pero viniendo de Logroño, llama la atención. Y aún más que es imposible que te vayas un día a casa sin ver a alguno rebuscar en una papelera. Me pareció una tontería, porque ya ves lo que puedes sacar de ahí (de un contenedor, aún), pero el otro día vi como un mendigo sacaba una botella de plástico y se la llevaba; y claro, hasta mi cerebro hiper-refrescado cayó: buscan botellas para devolver en los supermercados. Y teniendo en cuenta que algunas botellas llevan hasta 25 cents de fianza, si les sale un día bueno se pillan su baguette calentita, y tan contentos. Bien pensado.

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El otro día una española me comentó algo en lo que no me había fijado. Ya os conté que aquí está prohibido fumar incluso en las discotecas. Pues bien, me dijo que en las paradas de metro que están al aire libre, hay unos cuadrados amarillos pintados en el suelo, pensados para que la gente fume allí, y no moleste ni siquiera con el humo. ¡Qué fuerte!

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En el canal Arte suelen echar documentales, y algunos merecen la pena. En concreto, los que van sobre África siempre tienen algo curioso. El otro día vi uno en el que salía una tribu de no sé qué país (pero donde se hablaba francés), en la cual les estaban enseñando a los hombres a algo así como “no forzar a las mujeres”. En concreto, había un hombre de una ONG que les gritaba “No means no”, y ellos lo repetían al unísono. Varias veces. Luego los cogía uno a uno, y hacía como que les iba a pegar una patada en las pelotas, y los africanos medio llorando decían que lo habían entendido.

Sé que suena a que lo vi después de inhalar gas de radiador, pero fue tal como lo cuento. Y además era en francés-inglés, así que lo entendía.

Y como tribu africana que era, acabaron todos bailando alrededor de una hoguera, dando saltos, gritando y entrando en trance. Lo típico.