[Hola gentuza y gente normal. Por fin es viernes. El trabajo me encanta, pero despertarme a las 7.30, bajo cero, no. Ahora a recargar pilas hasta el lunes. Aunque el sábado iremos al MTV Club (próximamente en los mejores blogs). Por cierto, los posts nuevos son 4 de nuevo. Ya tengo ganas de leer vuestros comentarios (incluidos los concisos pero precisos de halfmat). No os dejéis ningún post de comentar. Cualquier pequenya observación que hagáis, será tenida en cuenta, como siempre.
Por cierto, nadie se había dado cuenta de que seguía poniendo "oct" en los títulos? No lo hice adrede, pero espero que vayáis entrenando, porque más adelante subiré un post con bugs. Os mola la idea? (Nooooo!!) :)]
Los jueves ya me levanto pensando en que llega el fin de semana, y aunque no tengo a la Cuadrilla para salir, al menos dejo de levantarme a las 7.30, que me está matando lentamente. Vale, no hace falta que me comáis. Ya sé que muchos os levantaréis antes que yo… mismamente Sarah se levanta… ¡a las 6! Para pillar el autobús de Zaragoza a Huesca.
Pero bueno, este es mi blog, y yo me quejo de lo que quiero :)
En Nintendo sigo (y seguiré varias semanas) con el juego. Estoy supermotivado, porque estamos sólo 3 españoles, con lo cual o curramos, o no avanza. Está claro. Además vemos nuestro porcentaje de progreso y el de los otros idiomas (por supuesto, los coordinadores también lo ven), así que canta mucho el quedarse atrás.
Así que por todo eso, me hago el remolón hasta para hacer los descansos. Tendré momentos de bajón laboral, pero desde luego ahora me encanta lo que estoy haciendo.
Además he podido elegir a la hora de repartir las tareas, y he cogido, entre otras cosas, el buscar los textos “raros”. Los que son difíciles de conseguir en el juego. Es un juego dentro del juego. Me lo paso genial.
Es muy gratificante estar media hora buscando un texto, y al final, pensar una locura, como podría ser empezar una misión por el final, hablar con una pared, hablar 8 veces seguidas con un personaje, suicidar al protagonista de maneras raras… y que esa locura desencadene el texto que estabas buscando.
Eso sí, al final, cuando ya nos quede poco, quedarán textos tipo “Ya voy” o “No creo que sea posible” que si no los hemos visto, serán prácticamente imposibles de encontrar. Para esos existirían infinitas posibilidades.
Después del trabajo hoy ya tenía en mente ir directamente a casa, por fin y dedicarme a ordenar, limpiar, estudiar alemán, escribir el blog y ver partidos de UEFA. Ahora mismo no tengo nada pendiente realmente urgente.
Me tiene que llegar el PIN de la tarjeta de crédito, y entonces tendré que ir al banco y ver si ya he cobrado (me imagino que faltará poco). También tendré que ir a Alice, otra vez, simplemente para dar un poco de guerra y que vengan a ponerme internet. ¡¡Yo quiero internet en casa!!
Tengo que ir al IKEA, que está todavía más lejos que el Media-Markt. Debe de estar a unas 17 paradas. Allí tengo que buscar una bolsa tipo deporte que lleva todo el mundo para transportar ropa a y desde la lavandería. También tengo que buscar una especie de perchero portátil, una silla de ruedas (de oficina) y alguna cosilla más. Pero sin prisa.
A las 6 he visto el Stuttgart – Partizán de Belgrado de UEFA. Ha ganado el Stuttgart. Al principio no sabía con qué equipo ir, pero al final he pensado (muy acertadamente), que cuanto más lejos lleguen los equipos alemanes, más posibilidades hay de que se crucen con españoles y lo pueda ver en la tele alemana. Qué bien pensado, ¿eh? Tengo que andar vivo, que si no Frankfurt me devora. Ha ganado el Stuttgart 2-0. Por cierto, en el Stuttgart juega Mario Gómez y el deficiente al 110% Lehman, que se cree que es Buffon+Casillas, y es Mono Burgos-Abbondanzieri. Qué flipado. Irse del Arsenal para ir al Stuttgart a triunfar es básicamente lo mismo que irse del Madrid al Manchester City para que te den el Balón de Oro. Cabezas privilegiadas, sin duda.
Ahora iré a comprar al Tengelmann, que me falta Coca-Cola vainilla, pan rallado, pistachos y supergen y luego veré la segunda parte del Wolfsburgo – Heerenveren, también de UEFA. Justo ahora, gol del Heerenveren. Como ya comenté, creo, hasta las 8 están los supermercados llenos de gente. Los que quedan hasta las 10 (como el Tengelmann) son ideales a partir de ese momento. Yo voy ahora y sé que no estamos más de 10 personas en el supermercado. Viva el horario europeo.
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En el Tengelmann voy a intentar reciclar por primera vez. Voy a llevar unas cuantas botellas de plástico, y a ver a quién se las tengo que dar y cómo funciona. Si no hay suerte, mañana me las llevo al Rewe de Nintendo, que tiene máquinas; aunque no sé cómo van…
Olvidé comentar que cuando volví el domingo de dejar a mis padres en el aeropuerto, puse corriendo la tele a ver cómo había quedado la F1.
Si me preguntan qué es lo que más me podría joder como final de la F1, habría dicho que ganase Massa la carrera con Alonso segundo y Hamilton se pusiese 5º (el mínimo puesto que le valía) en la última vuelta. Gol del Wolfsburgo ahora mismo. 1-1.
Hamilton no tiene flor en el culo. Tiene un jardín, y eso es quedarse corto. En realidad tiene un ecosistema completo de flores negritas y duendecillos con cara de Alonso. Creo que no hay ningún inglés que me dé más asco que Hamilton. Y ya es decir. Qué hijo de la Gran Bretaña.
No sé por qué, pero cuando me imagino su celebración me viene a la mente él pinchando en un club, acordándose de Alonso, y en la puerta, vigilándole sin ser visto, su padre. ¡¡Pero qué bien me caen los dos!! Qué padre y qué hijo tan majetes, tan legales, tan simpáticos. ¡¡Los adoro!! ¡Viva Hamilton!
Y ya leísteis lo de que cogiendo las últimas 8 carreras Alonso habría sido campeón. Qué fuerte. Y ha quedado 5º. Me parece impresionante. Con el Renault Tortugscenic. Grande Alonso. De verdad que cuando consiga coche, vamos a empezar a gozar y no vamos a parar. Y Hamilton va a hacer récord tras récord… el joven que más segundos puestos conseguirá de la historia. ¡¡Ajú!!
Gol del Wolfsburgo (¡ha remontado! ¡y yo aquí escribiendo y ya me he perdido 3 goles!)
viernes, 7 de noviembre de 2008
Bar dello Sport (5-nov)
Ayer durante la jornada laboral se habló mucho del fin de semana. Se ve que ha llegado a oídos de Dani que hay un local muy chulo: el MTV Club. Está en Offenbach, es decir, a 20-25 minutos del centro de Frankfurt.
Debe tener un ambiente muy guapo, buena música y todo lo que se le puede pedir a una discoteca. Parece que este finde iremos allí (por fin, yo saldré).
También por la mañana organizamos una quedada para ver el Real Madrid – Juventus.
Básicamente la idea fue mía, porque no hago más que ver partidos de UEFA de equipos alemanes, y de vez en cuando no me importaría ver al Real Madrid. De hecho, no me importaría ver al Villareal, al Atleti, al Sevilla… (nótese que no nombro al Barça).
Me comentaron que en Offenbach, que es además donde tienen la casa Dani, Carlos, Pablo y los franceses, había un “sports bar”. Hay muchos por Frankfurt, pero suelen ofrecer partidos alemanes o “multiplex” (lo que Digital+ llama “Multifútbol”). Es difícil ver a equipos españoles.
Así que a las 5.17, cuando salimos, me fui con ellos a su casa directamente, y estuvimos echando unos Pros (¡¡ehhh!! ¡¡¡Runners!!! ¡¡¡Yo también!!!). Resulta que un francés tiene la PS3 con el PES 2009, así que según salen de Nintendo, se ponen a viciarse.
Yo ya les digo que muy normal no es, pero bueno. A gustos. Jugamos varios partidos Real Madrid – Juve. Yo perdí con el Madrid 1-0, 4-0 y 1-0. Me gustaría que alguien valorase estos resultados, ya que nunca había jugado al PES y no me sabía los controles. Encajé poquitos goles…
Una vez saciados de Play, nos pillamos un kebap y nos marchamos al Sports bar. No me gustó mucho el nombre… “Bar dello sport”… ¿una emboscada?
Efectivamente. Bar italiano. Tifosi.
Entramos, vimos el ambiente, me subí la cremallera para tapar la camiseta del Madrid, y nos pillamos unas cervezas.
No sólo eran italiano-juventinos, hacían apuestas como Pablandreses :) Había un pavo que cada dos minutos se levantaba a ver el teletexto, y gritaba los goles hasta del Dinamo de Kiev. Ese tío era un ultra de cuidado. Venga a gritar y a mirarnos raro.
Prontito, marcó la Juve. Todos se pusieron a gritar como si fuese la final y el ultra se paseó EXACTAMENTE como Aragonés celebrando el gol delante nuestro de un lado a otro. Sabéis a lo que me refiero, ¿no? Cuando Aragonés en la Eurocopa celebró un gol delante del entrenador del equipo contrario insistentemente. Fue exactamente igual, y hasta lo comentamos.
A mí me mosqueó bastante, así que le dije a Javi: mira, si marcamos, no voy a gritar y saltar, pero la sonrisita no me la va a quitar ni el ultra ese.
Por sonreír no te pueden echar de un bar.
Por desgracia, no hubo ningún problema con nuestras celebraciones. Ojalá. No marcamos un gol ni al arco-iris.
Durante el descanso, con 1-0 para la Juve, el ultra se acercó. Empecé a pensar que igual había hablado demasiado alto con Javi de “joder con los italianos, que flipaos” o “espérate, que el Madrid siempre empieza perdiendo” o “Del Piero es un paquete, como Raúl”; así que mis pelotillas subieron a su posición de “metaprotección”: a la garganta.
Nos preguntó en italiano si éramos italianos, y le respondí, en italiano, que no, que españoles y del Real Madrid. Hubo unos segundos de tensión. Se oía el viento y las bolas de hierbajos del oeste rodaban por el bar. Parecía que todos los italianos del bar estaban atentos a la reacción del ultra, y nosotros también. Faltaba su veredicto…
“¡¡Uhhh!! Scusate, scusate… ma oggi sarà la notte di Del Piero. Nella seconda parte, un gole della Juve e poi forse uno del Madrid”.
Ahí quedó eso. Ya lo siento pero hoy va a ser la noche de Del Piero. En la segunda parte otro gol de la Juve y luego igual uno del Madrid.
Al menos, habíamos establecido contacto, y de buen rollo. El tío era un ultra, pero de los que molan. Sin violencia.
Hasta le dije a Javi: ahora sí que podríamos celebrar un gol un poco más. Hay buen rollo.
En eso llegó la segunda parte. Mientras, el Manchester perdía, y parecía que todo el bar lo tenía a ganar, así que estaban bastante mosqueadillos.
Al lado nuestro apareció otro italiano. No tenía muy buena pinta, y se había perdido la “tregua”. Así que igual nos odiaba un poco… Nos miraba mucho… Pero después de un rato, me preguntó: “siete spagnoli?” (¿sois españoles?) (no “¿siete españoles?”).
Después, me preguntó de qué parte de España, y como suelo hacer, le dije que del norte, La Rioja, que no lo conocería. Y me respondió: “¡¡Sí!! Burgos, Saragossa, Pamplona… Sí, sí, conozco…”
Estuvimos ya hasta el final del partido charlando. Me contó que había estado mucho por España (aunque el idioma no se le quedó), y casi en el minuto 90, cuando ya había confianza, me confesó que había estado en la cárcel, en España. Según él, por ir borracho. Yo creo que algo más habría.
En ese momento me temí que me fuese a pedir dinero o algo. Siempre me pasa lo mismo, los atraigo. Pero no, fue legal hasta que se despidió. Un crack italo-español.
Antes, llegó el segundo de la Juve. Del Piero lanzaba una falta de fuera del área. Todos los del bar estaban de pie, con fe ciega en Del Piero. Y yo le hacía comentarios a Javi sobre Casillas bien alto, para que oyesen ese nombre que amedrenta a los italianos desde junio.
Y marcó. Un golazo. Y además Casillas se la comió (como reconoció él más tarde). Y al ultra se le iluminó la cara, y después de gritar hasta casi reventar, vino a mí directamente.
“L´hai visto? L´hai visto? Mamma mia! (gesto de manos italiano) Del Piero!! Mamma mia! L´hai visto?”
Que sí, coj*****. Lo he visto en directo, y luego las 15 repeticiones que ha echado vuestro canal italiano. Déjame en paz, que al final me voy a poner violento.
Como le dije al ultra al final del partido, fue el partido ideal para no verlo en un bar con italianos. Nunca lo olvidaré… El Bernabéu aplaudiendo a Del Piero, Casillas cantando, Drenthe titular, Saviola de revulsivo, Schuster sin reaccionar… De libro. La peor imagen que he visto del Madrid en meses, y tiene que ser en el Bar dello Sport.
Al final del partido, las estadísticas eran claras. Los que más habían pasado en el Madrid: Ramos y Diarra. Sneijder ni salía en los 5 primeros. Desorden…
Nos fuimos cabizbajos al metro, y por el camino encontramos un montón de muebles. Aquí, no sé por qué razón es facilísimo encontrarse muebles en la calle. Y no sólo en las afueras. Yo casi cogí uno para el baño al ladito de Nintendo (precisamente por eso no lo cogí). Cuando lo vio Carlos, le echó la zarpa y a su casa.
Tienen un sótano que no valía para nada, y le han ido metiendo todo lo que encuentran por la calle. Ahora tiene 3 sillones individuales, un sofá para dos, dos mesas… Y ahí tienen frigorífico y la Play 3. Se lo han currado.
De vuelta para casa, se me olvidó que Offenbach no está en la “zona 50” de Frankfurt, es decir, que mi bono de metro no me valía. Yo pago 70€ al mes y ellos 105, precisamente por eso.
Me di cuenta cuando ya estaba subido al metro, y ya no podía bajarme, porque a las 11.15 de la noche, y ahí en las afueras, el siguiente podría pasar a los 40 minutos. Así que no me quedó otra que agacharme lo máximo posible en el asiento, para que no se me viese, y cruzar los dedos durante 3 paradas. Para las 4 últimas mi bono sí que me valía.
Tuve suerte. Me habría sentado como una patada en la boca que después de la aventura en el Bar dello Sport tuviese que pagar 40€ de metro. Gracias Frankfurt, esta vez te has portado.
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Ahora que ya estoy instalado al 90% en Frankfurt, surgen otras necesidades. Por ejemplo, un peluquero.
Empieza a acercarse el momento de que me esquilen, aunque con el frío que hace, es un lujazo perder calor por el coco. Espero que alguno de los españoles ya haya pasado por este trámite, porque no me apetece tener que ponerme ahora a investigar dónde hay peluquerías, y sobre todo, alguna en la que hablen inglés.
Próximamente, en los mejores blogs.
Debe tener un ambiente muy guapo, buena música y todo lo que se le puede pedir a una discoteca. Parece que este finde iremos allí (por fin, yo saldré).
También por la mañana organizamos una quedada para ver el Real Madrid – Juventus.
Básicamente la idea fue mía, porque no hago más que ver partidos de UEFA de equipos alemanes, y de vez en cuando no me importaría ver al Real Madrid. De hecho, no me importaría ver al Villareal, al Atleti, al Sevilla… (nótese que no nombro al Barça).
Me comentaron que en Offenbach, que es además donde tienen la casa Dani, Carlos, Pablo y los franceses, había un “sports bar”. Hay muchos por Frankfurt, pero suelen ofrecer partidos alemanes o “multiplex” (lo que Digital+ llama “Multifútbol”). Es difícil ver a equipos españoles.
Así que a las 5.17, cuando salimos, me fui con ellos a su casa directamente, y estuvimos echando unos Pros (¡¡ehhh!! ¡¡¡Runners!!! ¡¡¡Yo también!!!). Resulta que un francés tiene la PS3 con el PES 2009, así que según salen de Nintendo, se ponen a viciarse.
Yo ya les digo que muy normal no es, pero bueno. A gustos. Jugamos varios partidos Real Madrid – Juve. Yo perdí con el Madrid 1-0, 4-0 y 1-0. Me gustaría que alguien valorase estos resultados, ya que nunca había jugado al PES y no me sabía los controles. Encajé poquitos goles…
Una vez saciados de Play, nos pillamos un kebap y nos marchamos al Sports bar. No me gustó mucho el nombre… “Bar dello sport”… ¿una emboscada?
Efectivamente. Bar italiano. Tifosi.
Entramos, vimos el ambiente, me subí la cremallera para tapar la camiseta del Madrid, y nos pillamos unas cervezas.
No sólo eran italiano-juventinos, hacían apuestas como Pablandreses :) Había un pavo que cada dos minutos se levantaba a ver el teletexto, y gritaba los goles hasta del Dinamo de Kiev. Ese tío era un ultra de cuidado. Venga a gritar y a mirarnos raro.
Prontito, marcó la Juve. Todos se pusieron a gritar como si fuese la final y el ultra se paseó EXACTAMENTE como Aragonés celebrando el gol delante nuestro de un lado a otro. Sabéis a lo que me refiero, ¿no? Cuando Aragonés en la Eurocopa celebró un gol delante del entrenador del equipo contrario insistentemente. Fue exactamente igual, y hasta lo comentamos.
A mí me mosqueó bastante, así que le dije a Javi: mira, si marcamos, no voy a gritar y saltar, pero la sonrisita no me la va a quitar ni el ultra ese.
Por sonreír no te pueden echar de un bar.
Por desgracia, no hubo ningún problema con nuestras celebraciones. Ojalá. No marcamos un gol ni al arco-iris.
Durante el descanso, con 1-0 para la Juve, el ultra se acercó. Empecé a pensar que igual había hablado demasiado alto con Javi de “joder con los italianos, que flipaos” o “espérate, que el Madrid siempre empieza perdiendo” o “Del Piero es un paquete, como Raúl”; así que mis pelotillas subieron a su posición de “metaprotección”: a la garganta.
Nos preguntó en italiano si éramos italianos, y le respondí, en italiano, que no, que españoles y del Real Madrid. Hubo unos segundos de tensión. Se oía el viento y las bolas de hierbajos del oeste rodaban por el bar. Parecía que todos los italianos del bar estaban atentos a la reacción del ultra, y nosotros también. Faltaba su veredicto…
“¡¡Uhhh!! Scusate, scusate… ma oggi sarà la notte di Del Piero. Nella seconda parte, un gole della Juve e poi forse uno del Madrid”.
Ahí quedó eso. Ya lo siento pero hoy va a ser la noche de Del Piero. En la segunda parte otro gol de la Juve y luego igual uno del Madrid.
Al menos, habíamos establecido contacto, y de buen rollo. El tío era un ultra, pero de los que molan. Sin violencia.
Hasta le dije a Javi: ahora sí que podríamos celebrar un gol un poco más. Hay buen rollo.
En eso llegó la segunda parte. Mientras, el Manchester perdía, y parecía que todo el bar lo tenía a ganar, así que estaban bastante mosqueadillos.
Al lado nuestro apareció otro italiano. No tenía muy buena pinta, y se había perdido la “tregua”. Así que igual nos odiaba un poco… Nos miraba mucho… Pero después de un rato, me preguntó: “siete spagnoli?” (¿sois españoles?) (no “¿siete españoles?”).
Después, me preguntó de qué parte de España, y como suelo hacer, le dije que del norte, La Rioja, que no lo conocería. Y me respondió: “¡¡Sí!! Burgos, Saragossa, Pamplona… Sí, sí, conozco…”
Estuvimos ya hasta el final del partido charlando. Me contó que había estado mucho por España (aunque el idioma no se le quedó), y casi en el minuto 90, cuando ya había confianza, me confesó que había estado en la cárcel, en España. Según él, por ir borracho. Yo creo que algo más habría.
En ese momento me temí que me fuese a pedir dinero o algo. Siempre me pasa lo mismo, los atraigo. Pero no, fue legal hasta que se despidió. Un crack italo-español.
Antes, llegó el segundo de la Juve. Del Piero lanzaba una falta de fuera del área. Todos los del bar estaban de pie, con fe ciega en Del Piero. Y yo le hacía comentarios a Javi sobre Casillas bien alto, para que oyesen ese nombre que amedrenta a los italianos desde junio.
Y marcó. Un golazo. Y además Casillas se la comió (como reconoció él más tarde). Y al ultra se le iluminó la cara, y después de gritar hasta casi reventar, vino a mí directamente.
“L´hai visto? L´hai visto? Mamma mia! (gesto de manos italiano) Del Piero!! Mamma mia! L´hai visto?”
Que sí, coj*****. Lo he visto en directo, y luego las 15 repeticiones que ha echado vuestro canal italiano. Déjame en paz, que al final me voy a poner violento.
Como le dije al ultra al final del partido, fue el partido ideal para no verlo en un bar con italianos. Nunca lo olvidaré… El Bernabéu aplaudiendo a Del Piero, Casillas cantando, Drenthe titular, Saviola de revulsivo, Schuster sin reaccionar… De libro. La peor imagen que he visto del Madrid en meses, y tiene que ser en el Bar dello Sport.
Al final del partido, las estadísticas eran claras. Los que más habían pasado en el Madrid: Ramos y Diarra. Sneijder ni salía en los 5 primeros. Desorden…
Nos fuimos cabizbajos al metro, y por el camino encontramos un montón de muebles. Aquí, no sé por qué razón es facilísimo encontrarse muebles en la calle. Y no sólo en las afueras. Yo casi cogí uno para el baño al ladito de Nintendo (precisamente por eso no lo cogí). Cuando lo vio Carlos, le echó la zarpa y a su casa.
Tienen un sótano que no valía para nada, y le han ido metiendo todo lo que encuentran por la calle. Ahora tiene 3 sillones individuales, un sofá para dos, dos mesas… Y ahí tienen frigorífico y la Play 3. Se lo han currado.
De vuelta para casa, se me olvidó que Offenbach no está en la “zona 50” de Frankfurt, es decir, que mi bono de metro no me valía. Yo pago 70€ al mes y ellos 105, precisamente por eso.
Me di cuenta cuando ya estaba subido al metro, y ya no podía bajarme, porque a las 11.15 de la noche, y ahí en las afueras, el siguiente podría pasar a los 40 minutos. Así que no me quedó otra que agacharme lo máximo posible en el asiento, para que no se me viese, y cruzar los dedos durante 3 paradas. Para las 4 últimas mi bono sí que me valía.
Tuve suerte. Me habría sentado como una patada en la boca que después de la aventura en el Bar dello Sport tuviese que pagar 40€ de metro. Gracias Frankfurt, esta vez te has portado.
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Ahora que ya estoy instalado al 90% en Frankfurt, surgen otras necesidades. Por ejemplo, un peluquero.
Empieza a acercarse el momento de que me esquilen, aunque con el frío que hace, es un lujazo perder calor por el coco. Espero que alguno de los españoles ya haya pasado por este trámite, porque no me apetece tener que ponerme ahora a investigar dónde hay peluquerías, y sobre todo, alguna en la que hablen inglés.
Próximamente, en los mejores blogs.
Bromas (4-nov)
El martes nos volvieron a cambiar de sitio en Nintendo. Se intenta que la gente del mismo proyecto esté junta, por razones evidentes de eficiencia, pero no siempre es posible. En este caso trabajo cerca de los españoles y los italianos, pero no tanto del resto.
Aún así, en el peor de los casos, el estar lejos se traduce en más paseos por las salas y más Messenger.
Aprovecho para comentar que podemos usar el Messenger…pero uno interno, por supuesto. Funciona exactamente igual que el de MSN, pero nos agregamos sólo entre nosotros, los de Nintendo. Entre una cosa y otra, ya tengo casi 20 contactos de varias nacionalidades. La verdad es que es un programilla muy simple pero muy útil.
Durante prácticamente todo el día le estuve echando una mano a Laura, la otra española del proyecto. Ella nunca había jugado a un juego de este estilo, y no se maneja muy bien, así que la voy poniendo al día y de paso yo cojo práctica, que tampoco lo domino todavía.
A la hora de comer, yo bajé de los primeros, como siempre. Si bajas a las 12.13 en vez de a las 12.10, tienes que hacer filas para pedir y posiblemente no quede ninguna mesa libre; así que suelo ser puntual.
Normalmente poco después llega Jim, el alemán que entró el mismo día que yo. Muchas veces al llegar me pregunta qué voy a pedir, porque ya he tenido tiempo de echar un vistazo a las opciones.
El cachondeo es que yo nunca pido las cosas por su nombre, porque muchas veces no me lo sabría ni en español. Son carnes raras y salsas extrañas. Como para sabérmelo en alemán. Así que cuando pido lo hago en plan “esto con esto”.
Entonces cuando llega Jim me pregunta: ¿qué vas a pedir? ¿”das mit dem”, no?
Es decir, “esto con esto”. Es el cachondeo diario. Ya se ríen hasta las cajeras. La verdad es que voy mejorando a la hora de pedir. Empecé con “this”, luego “das” (cambié al alemán), después “das mit das” (a la española), hasta que me oyó un alemán y se percató de que esa frase no estaba declinada, así que ahora estoy ya en el perfectísimo “das mit dem”. Esto con esto :)
Al volver de comer pasó un francés pidiendo voluntarios (en nombre de Nintendo) para ayudar el sábado por la mañana a mover unas mesas. Sin pensarlo demasiado, me apunté. Estoy gastando mucho y cualquier ingreso extra me viene bien.
Pero más tarde, pensándolo fríamente, me imaginé que el sábado me iba a apetecer de todo menos madrugar para mover mesas. Así que me borré. Me puso caras el francés, pero qué se le va a hacer. A mí tampoco me gusta que nos tiren los camiones de fruta y no le miro mal (¿cuánto tiempo durará la coña de los camiones de fruta?).
Después de Nintendo pasé por el Saturn, a buscar al dependiente de Alice, para darle mi número de teléfono alemán. Lo intenté el lunes pero no estaba.
Ahora todos los días tengo que hacer algo, pero si no puedo un día, no suele importar hacerlo al siguiente. Es menos estresante que estas semanas pasadas.
Ahora el de Alice ya tiene mi número alemán. Cada vez quedan menos excusas para ponerme internet. Lo que es muy bueno o muy malo es que me conoció, al llegar me dijo “Domingues”. O me conoce porque no se dan de alta muchos españoles, o cuando se junta con el resto de colegas de Alice hacen competición de gente a la que han engañado, y los extranjeros valemos doble. No estoy seguro.
Antes de volver al piso, aproveché que llevaba la carta de bienvenida de T-Mobile para pasarme por la central a que me la tradujesen. Como siempre, estaba petado de gente y los dependientes iban a su ritmo habitual: retrasado-deficiente.
Así que, yo que soy muy vivo, me acerqué a la chavala que está en la entrada, que simplemente te saluda al entrar, te despide al salir, y si acaso, te resuelve alguna duda rápida. Le comenté el pastel, y me tradujo la carta. Al final le dije: o sea, que significa “welcome to T-Mobile”.
Le hizo mucha gracia. Creo que es la primera persona alemana a la que le hago una bromilla y se ríe. O tiene mentalidad mediterránea, o estoy sintonizando su sentido del humor. Espero que sea lo primero.
Conseguí además que desactivara el buzón de voz, que me dijese cómo se consulta el saldo (*100#) (consultas gratuitas todo el día, no como Movistar) y que me tradujese unos mensajes raros que recibí, que resultaron ser precisamente del buzón de voz.
Y tras otro gran día, a las 8 de la tarde, porque entre pitos y flautas se va el tiempo volando, volví a mi choza.
En las escaleras me encontré dos cartas, que como otras veces, vienen sin ningún logotipo por fuera. ¡Viva la privacidad! Qué emoción…
Una era del banco: ¡mi tarjeta de crédito! Ya tengo tarjeta. Otro gran paso en mi evolución. Grandísimo. Ahora estaría de lujo que me diesen el PIN :) Es broma, me lo mandarán por correo un poco más adelante (eso entiendo yo de la carta).
La otra carta, de Fitarbeiten (agencia). Una retahíla en inglés sobre la ayuda de la doble residencia. Que han consultado y sigue siendo legal, y que no tenemos que demostrar que pagamos vivienda en España (que era el gran problema), sino que vale con el empadronamiento, “invitación” para unas elecciones, o prueba de la membresía de un club. Me pregunto si les valdrá el club Telepizza. Ya preguntaré. Seguro que se ríen.
La carta acaba con una hoja que tenemos que enviar por fax, y que nos da 3 opciones:
My salary agreement shall remain unchanged
I would like to have a personal meeting with respect to the change of the salary agreement
I am interested in having a counseling interview with a tax consultant
Cada uno ahora marcáis en la pantalla del ordenador la opción que más os guste. Yo esperaré a ver lo que hace el resto de la gente. Además parece que habrá otra reunión.
Hasta que me fui a dormir estuve viendo boxeo, y ordenando papelorrios.
Por cierto (Cuadrilla) ¿sabéis qué suelo desayunar? Pues los días que no me apetecen cereales, normalmente porque luego tengo que fregar el bol, entonces desayuno… ¡¡pan lechoso!! :) Grandes recuerdos de Benidorm…
Y otra, se me olvidó comentar que los días que estuvieron mis padres nos revisaron los billetes dos veces. Unido a las otras tres que me los revisaron a mí, hace un total de 5 revisiones, en 4 líneas diferentes, en menos de un mes. Como para jugársela.
Además, a dos alemanas que teníamos al lado las pillaron sin billete. Les hicieron una recetita ahí con una maquinita de multas, en directo. 40€.
Aún así, en el peor de los casos, el estar lejos se traduce en más paseos por las salas y más Messenger.
Aprovecho para comentar que podemos usar el Messenger…pero uno interno, por supuesto. Funciona exactamente igual que el de MSN, pero nos agregamos sólo entre nosotros, los de Nintendo. Entre una cosa y otra, ya tengo casi 20 contactos de varias nacionalidades. La verdad es que es un programilla muy simple pero muy útil.
Durante prácticamente todo el día le estuve echando una mano a Laura, la otra española del proyecto. Ella nunca había jugado a un juego de este estilo, y no se maneja muy bien, así que la voy poniendo al día y de paso yo cojo práctica, que tampoco lo domino todavía.
A la hora de comer, yo bajé de los primeros, como siempre. Si bajas a las 12.13 en vez de a las 12.10, tienes que hacer filas para pedir y posiblemente no quede ninguna mesa libre; así que suelo ser puntual.
Normalmente poco después llega Jim, el alemán que entró el mismo día que yo. Muchas veces al llegar me pregunta qué voy a pedir, porque ya he tenido tiempo de echar un vistazo a las opciones.
El cachondeo es que yo nunca pido las cosas por su nombre, porque muchas veces no me lo sabría ni en español. Son carnes raras y salsas extrañas. Como para sabérmelo en alemán. Así que cuando pido lo hago en plan “esto con esto”.
Entonces cuando llega Jim me pregunta: ¿qué vas a pedir? ¿”das mit dem”, no?
Es decir, “esto con esto”. Es el cachondeo diario. Ya se ríen hasta las cajeras. La verdad es que voy mejorando a la hora de pedir. Empecé con “this”, luego “das” (cambié al alemán), después “das mit das” (a la española), hasta que me oyó un alemán y se percató de que esa frase no estaba declinada, así que ahora estoy ya en el perfectísimo “das mit dem”. Esto con esto :)
Al volver de comer pasó un francés pidiendo voluntarios (en nombre de Nintendo) para ayudar el sábado por la mañana a mover unas mesas. Sin pensarlo demasiado, me apunté. Estoy gastando mucho y cualquier ingreso extra me viene bien.
Pero más tarde, pensándolo fríamente, me imaginé que el sábado me iba a apetecer de todo menos madrugar para mover mesas. Así que me borré. Me puso caras el francés, pero qué se le va a hacer. A mí tampoco me gusta que nos tiren los camiones de fruta y no le miro mal (¿cuánto tiempo durará la coña de los camiones de fruta?).
Después de Nintendo pasé por el Saturn, a buscar al dependiente de Alice, para darle mi número de teléfono alemán. Lo intenté el lunes pero no estaba.
Ahora todos los días tengo que hacer algo, pero si no puedo un día, no suele importar hacerlo al siguiente. Es menos estresante que estas semanas pasadas.
Ahora el de Alice ya tiene mi número alemán. Cada vez quedan menos excusas para ponerme internet. Lo que es muy bueno o muy malo es que me conoció, al llegar me dijo “Domingues”. O me conoce porque no se dan de alta muchos españoles, o cuando se junta con el resto de colegas de Alice hacen competición de gente a la que han engañado, y los extranjeros valemos doble. No estoy seguro.
Antes de volver al piso, aproveché que llevaba la carta de bienvenida de T-Mobile para pasarme por la central a que me la tradujesen. Como siempre, estaba petado de gente y los dependientes iban a su ritmo habitual: retrasado-deficiente.
Así que, yo que soy muy vivo, me acerqué a la chavala que está en la entrada, que simplemente te saluda al entrar, te despide al salir, y si acaso, te resuelve alguna duda rápida. Le comenté el pastel, y me tradujo la carta. Al final le dije: o sea, que significa “welcome to T-Mobile”.
Le hizo mucha gracia. Creo que es la primera persona alemana a la que le hago una bromilla y se ríe. O tiene mentalidad mediterránea, o estoy sintonizando su sentido del humor. Espero que sea lo primero.
Conseguí además que desactivara el buzón de voz, que me dijese cómo se consulta el saldo (*100#) (consultas gratuitas todo el día, no como Movistar) y que me tradujese unos mensajes raros que recibí, que resultaron ser precisamente del buzón de voz.
Y tras otro gran día, a las 8 de la tarde, porque entre pitos y flautas se va el tiempo volando, volví a mi choza.
En las escaleras me encontré dos cartas, que como otras veces, vienen sin ningún logotipo por fuera. ¡Viva la privacidad! Qué emoción…
Una era del banco: ¡mi tarjeta de crédito! Ya tengo tarjeta. Otro gran paso en mi evolución. Grandísimo. Ahora estaría de lujo que me diesen el PIN :) Es broma, me lo mandarán por correo un poco más adelante (eso entiendo yo de la carta).
La otra carta, de Fitarbeiten (agencia). Una retahíla en inglés sobre la ayuda de la doble residencia. Que han consultado y sigue siendo legal, y que no tenemos que demostrar que pagamos vivienda en España (que era el gran problema), sino que vale con el empadronamiento, “invitación” para unas elecciones, o prueba de la membresía de un club. Me pregunto si les valdrá el club Telepizza. Ya preguntaré. Seguro que se ríen.
La carta acaba con una hoja que tenemos que enviar por fax, y que nos da 3 opciones:
My salary agreement shall remain unchanged
I would like to have a personal meeting with respect to the change of the salary agreement
I am interested in having a counseling interview with a tax consultant
Cada uno ahora marcáis en la pantalla del ordenador la opción que más os guste. Yo esperaré a ver lo que hace el resto de la gente. Además parece que habrá otra reunión.
Hasta que me fui a dormir estuve viendo boxeo, y ordenando papelorrios.
Por cierto (Cuadrilla) ¿sabéis qué suelo desayunar? Pues los días que no me apetecen cereales, normalmente porque luego tengo que fregar el bol, entonces desayuno… ¡¡pan lechoso!! :) Grandes recuerdos de Benidorm…
Y otra, se me olvidó comentar que los días que estuvieron mis padres nos revisaron los billetes dos veces. Unido a las otras tres que me los revisaron a mí, hace un total de 5 revisiones, en 4 líneas diferentes, en menos de un mes. Como para jugársela.
Además, a dos alemanas que teníamos al lado las pillaron sin billete. Les hicieron una recetita ahí con una maquinita de multas, en directo. 40€.
Nuevo proyecto (3-nov)
Algo que no comenté el otro día es que aquí Halloween está algo más arraigado que en España. Tampoco mucho más, pero sí que se ven niños por la calle disfrazados pidiendo caramelos. También en las tiendas se ven muchos accesorios y bolsas gigantes de caramelos. Lo que sí que se ve más, descaradamente, son calabazas iluminadas en las puertas de las casas. Vi muchísimas con mis padres.
Bueno, lunes. Durante dos horas, estuve sin proyecto. Intenté pillarle el truco al juego de Pokémon de mi consola: no lo conseguí.
Le pedí a Basilio otra consola, y me vino con noticias: ya me habían asignado a otro proyecto.
Nos habían asignado a 3 de cada idioma a una de las fases finales de un proyecto. Me tocó con Dani (uno de los españoles con los que más estoy) y con Laura, una española que no conocía.
En el equipo italiano también había un conocido mío, Pietro. Por lo que respecta al proyecto, dedicamos todo el lunes a familiarizarnos con el juego.
La verdad es que el lunes me fui muy contento del trabajo. Estuve mucho rato hablando con unos franceses (Antoine y Seb) que viven con Dani, y me dijeron que hablaba muy bien francés. Además les entendía todo perfectamente incluso cuando hablaban entre ellos.
Y después de esa conversación, vinieron Pietro y Rita, dos italianos que también están con Fitarbeiten a decirme si quería ir con ellos a una especie de sindicato a preguntar por el contrato. Por supuesto acepté, y ya de paso estuve 2 horas hablando con ellos y algunos chavales más en italiano, mientras nos traían las consolas con las nuevas versiones del juego (con errores corregidos, se entiende). Bueno, pues me dijeron que podría pasar por italiano, que hablaba de cine.
Sé que siempre la gente te dice que hablas mejor de lo que es, pero aún así me fui contentísimo. Parece que todo el tiempo que he “perdido” estudiando esos idiomas me ha servido para algo.
Después del descanso de comer, Carlos, otro español (evidentemente) vino contándonos su aventura para sacar dinero del banco. Había ido a la Sparkasse, la caja de ahorros más conocida en Frankfurt. Fue al cajero y en algún momento vio que ponía algo de “Aus” y se imaginó que sería sacar dinero. Muchas palabras que empiezan por “Aus” tienen que ver con sacar-salir-fuera. Le pedía un número y pensó que era el PIN, así que lo marcó y se ve que obtuvo un mensaje tipo “¿Desea sacar 3269€?” :)
Luego por poco no puedo cancelarlo y sacar la tarjeta. Sería para verlo. También es que Carlos pasa un poquito del alemán…
Al salir del trabajo, me fui con Pietro y Rita al sindicato. Fuimos todo el camino hablando en italiano. Cuando estás sumergido 24 horas en alemán, hablar italiano es como un masaje tailandés en los oídos. Habría podido estar 10 horas hablando. Qué sonido, qué acento, qué armonía :)
Tras unas vueltecillas encontramos el sindicato, cerrado. ¡Cómo no! Eran las 5.45 de la tarde… ¿quién va a querer hacer gestiones a esas horas? ¡¡Nadie!! De hecho, podrían cerrar a las 3, o mejor, no abrir… joder con el horario europeo de las narices.
Así que cada uno para su casita. En el primer metro que cogimos, nos echamos unas risas buenas (todo el vagón). Resulta que en una de las paradas entró un ciego, con su bastón, y al arrancar el vagón, Pietro se agarró al bastón… ¡y no se dio cuenta! Hasta que el ciego le dijo algo.
Al enterarse, Pietro venga a pedir perdón y el ciego por los suelos de risa, y ya os digo que la mitad del vagón también. Fue genial. A mí se me escapaban las lágrimas y no podía parar. Hasta que no me bajé del metro no dejé de reír. Menos mal que el ciego era un cachondo y no le dio por pensar mal y gritar.
Cambiando de tema, ¡aupa el Eintracht Frankfurt! Que ha ganado 3 de los últimos 4 partidos. Ya hace tiempo que dejó la última posición y ahora está creando un buen colchón.
Y se supone que dentro de aproximadamente una semana tendré internet. En realidad, no me lo creo, pero tengo que pensarlo.
Bueno, lunes. Durante dos horas, estuve sin proyecto. Intenté pillarle el truco al juego de Pokémon de mi consola: no lo conseguí.
Le pedí a Basilio otra consola, y me vino con noticias: ya me habían asignado a otro proyecto.
Nos habían asignado a 3 de cada idioma a una de las fases finales de un proyecto. Me tocó con Dani (uno de los españoles con los que más estoy) y con Laura, una española que no conocía.
En el equipo italiano también había un conocido mío, Pietro. Por lo que respecta al proyecto, dedicamos todo el lunes a familiarizarnos con el juego.
La verdad es que el lunes me fui muy contento del trabajo. Estuve mucho rato hablando con unos franceses (Antoine y Seb) que viven con Dani, y me dijeron que hablaba muy bien francés. Además les entendía todo perfectamente incluso cuando hablaban entre ellos.
Y después de esa conversación, vinieron Pietro y Rita, dos italianos que también están con Fitarbeiten a decirme si quería ir con ellos a una especie de sindicato a preguntar por el contrato. Por supuesto acepté, y ya de paso estuve 2 horas hablando con ellos y algunos chavales más en italiano, mientras nos traían las consolas con las nuevas versiones del juego (con errores corregidos, se entiende). Bueno, pues me dijeron que podría pasar por italiano, que hablaba de cine.
Sé que siempre la gente te dice que hablas mejor de lo que es, pero aún así me fui contentísimo. Parece que todo el tiempo que he “perdido” estudiando esos idiomas me ha servido para algo.
Después del descanso de comer, Carlos, otro español (evidentemente) vino contándonos su aventura para sacar dinero del banco. Había ido a la Sparkasse, la caja de ahorros más conocida en Frankfurt. Fue al cajero y en algún momento vio que ponía algo de “Aus” y se imaginó que sería sacar dinero. Muchas palabras que empiezan por “Aus” tienen que ver con sacar-salir-fuera. Le pedía un número y pensó que era el PIN, así que lo marcó y se ve que obtuvo un mensaje tipo “¿Desea sacar 3269€?” :)
Luego por poco no puedo cancelarlo y sacar la tarjeta. Sería para verlo. También es que Carlos pasa un poquito del alemán…
Al salir del trabajo, me fui con Pietro y Rita al sindicato. Fuimos todo el camino hablando en italiano. Cuando estás sumergido 24 horas en alemán, hablar italiano es como un masaje tailandés en los oídos. Habría podido estar 10 horas hablando. Qué sonido, qué acento, qué armonía :)
Tras unas vueltecillas encontramos el sindicato, cerrado. ¡Cómo no! Eran las 5.45 de la tarde… ¿quién va a querer hacer gestiones a esas horas? ¡¡Nadie!! De hecho, podrían cerrar a las 3, o mejor, no abrir… joder con el horario europeo de las narices.
Así que cada uno para su casita. En el primer metro que cogimos, nos echamos unas risas buenas (todo el vagón). Resulta que en una de las paradas entró un ciego, con su bastón, y al arrancar el vagón, Pietro se agarró al bastón… ¡y no se dio cuenta! Hasta que el ciego le dijo algo.
Al enterarse, Pietro venga a pedir perdón y el ciego por los suelos de risa, y ya os digo que la mitad del vagón también. Fue genial. A mí se me escapaban las lágrimas y no podía parar. Hasta que no me bajé del metro no dejé de reír. Menos mal que el ciego era un cachondo y no le dio por pensar mal y gritar.
Cambiando de tema, ¡aupa el Eintracht Frankfurt! Que ha ganado 3 de los últimos 4 partidos. Ya hace tiempo que dejó la última posición y ahora está creando un buen colchón.
Y se supone que dentro de aproximadamente una semana tendré internet. En realidad, no me lo creo, pero tengo que pensarlo.
martes, 4 de noviembre de 2008
Con mis padres (1/2-nov) 2 de 2
[Como en los viejos tiempos, 4 post nuevos. Recordatorio: éste no es el primero, empezar más abajo. Noticias actuales: según los cálculos del pavo de Alice, dentro de una semana tendré internet. Que todos los santos disponibles lo oigan. Por lo demás todo bien. Una felicitación: en los últimos 4 post comentásteis en los 4, no todo el comentario en el último. Mucho mejor ;)]
El sábado pensábamos ir al mercadillo del río, pero justo cuando íbamos a salir de casa me llamó María. Tenía cartas.
Una era de T-Mobile. No se entendía nada, y ni siquiera supe entender el sentido de la carta, por ver si tenía que hacer algo, o simplemente era de bienvenida… Ni idea. Eso sí, acababa con “gruβen”, como todas las oficiales.
La otra era del banco. Me mandaban el TAN, la tabla con códigos para cuando haces operaciones a través de internet. Poco a poco iba consiguiendo las cosas.
Le dije a María que nos íbamos al mercadillo y me comentó que ya no se hacía en el río. Desde el 1 de noviembre, después de un montón de años, iba a hacerse una semana sí y otra no en otro lugar. Perfecto, un plan menos.
Nos dedicamos a seguir ordenando trastos, y luego nos fuimos al mesón “La paella”. Sí, un mesón español en el que sólo hablan alemán y siempre está el “Carácter Latino” de fondo. Me pedí unas chuletillas de cordero, y cuando vi la pinta buenísima que tenían, me las comí de unas maneras que sólo me faltó decir “unga-unga”. Mi madre ya se dio cuenta y dijo que no recordaba haberme visto comer así nunca.
No es que pase hambre, pero desde luego ahora aprecio mucho más las buenas comidas.
Tras el empacho, una pequeña siesta, y a continuación bajamos al piso de María, para que conociese a mis padres. Me puso por las nubes (María), diciendo que estaba muy contenta porque no consumía drogas. Qué crack la señora. Me imagino que pensaría que sólo iban a querer su buhardilla drogatas, y llegué yo, todo sano y elegante. Qué cosas.
Para culminar el día, cogimos el metro hasta Nintendo. Les enseñé lo que se puede ver, o sea, nada. Puedo entrar al edificio, subir a la planta de Nintendo y ver a través de los cristales los pasillos, pero no puedo entrar, lógicamente.
No obstante, para cuando vengáis, sí que se pueden ver los dibujos de Super Mario en las paredes y el Tingle Café, que es una de las zonas de descanso (donde están las consolas que algunos frikis utilizan).
Acabamos la visita en el Rewe de abajo. Vieron las mesitas en las que paso media hora al día, y seguimos con nuestras compras. Había que comprar un cubo de fregar, porque yo compré uno que sólo valía para un tipo raro de fregona (flipa). Y menos mal que se dio cuenta mi madre, porque si no habría que ver mi cara al intentar escurrir la fregona. Pero ese día no llegó.
Siguieron los bricoconsejos: “estos limones son muy buenos”, “aquí los plátanos están más baratos que en el Aldi”, “estos mismos platos estaban en el Woolworth por 20 céntimos menos”.
Al respecto de los precios, creo que las amas de casa (al menos de mi madre) tienen un octavo sentido que algunos no conseguiremos ni con decenios de entrenamiento. Yo ya estoy en un momento en Frankfurt en el que para algunas cosas ya no tengo que comprar por comprar, sino que puedo mirar en varios sitios y ver dónde son mejores o más baratas. Conozco bastantes sitios y como mínimo por dos, paso todos los días. Pues aunque lo intento, no me preguntes ahora cuánto vale un kilo de tomates en el Rewe o uno de mandarinas en el Tengelmann. No puedo.
Sin embargo mi madre, tras un día y medio en Frankfurt, sabía los precios aproximados en Alemania de los alimentos básicos, y a partir de ahí era capaz de memorizar un montón de diferencias. Aún estoy flipando.
Antes de irnos a mi piso, pasamos por Hauptwache a comprarme una cámara de fotos. La que tengo ya hacía tonterías en España, luego se le pasaron y ahora las vuelve a hacer. Y no hay cosa que más fastidie que intentar hacer una foto y que no te salga. Se han perdido algunas buenas por eso, así que les convencí para que me regalasen una. Ángel, es una Nikon Coolpix de 10 Mpx, 140 €.
Por la noche, en casa, reventados ya, mi madre me enseñó a preparar un arroz a la cubana con sofrito de ajos y taquitos de jamón y con huevos duros. Para chuparse los dedos.
El sábado ya no les tuve que acompañar a su hotel. Ahí entra mi padre, a quien duros años de entrenamiento le han valido para orientarse muy bien con un mapa y poco tiempo. Desde mi casa se fueron solos.
El domingo ya sólo quedó tiempo para acabar de vaciar las maletas y enseñarme a hacer un caldo con fideos y carne. También para chuparse los dedos. Espero haberlo asimilado.
Me he dejado (sorry), que el sábado también solucionamos el tema de la lavandería. Llevamos mi ropa y tras mucho esfuerzo leyendo instrucciones el alemán y la inestimable ayuda de una joven alemana, logramos lavarla y secarla. Me va a salir el lavado por 3.50€ y el secado entre 0,50 y 1€. No está mal.
Vuelvo al domingo. Antes de salir hacia el aeropuerto, aún quedó tiempo para planchar. Me di cuenta de que los fundamentos que me explicó mi madre en Logroño no habían cuajado al 100%, así que dimos unas clases de repaso general.
Os aseguro que cuando tienes que planchar tú mismo, no dejas una camiseta en una silla y luego te apoyas en ella. Ese tipo de errores ya no se cometen más. Bueno, ya sé que no soy el único que se plancha la ropa de los que leéis el blog, pero como comento todo lo que hago por aquí…
Con mucha pena, dejé a mis padres en el aeropuerto. Muchos más tranquilos, eso sí, después de ver mi piso, las distancias, el barrio, a María… Y Frankfurt les encantó. Eso es importante, que los padres estén tranquilos.
De vuelta en casa, a organizar todo para una nueva semana aquí, y a cenar buenos alimentos viendo uno de mis programas favoritos: “Achtung kontrolle”. Aquí un equipo documental va con diferentes tipos de policías haciendo un montón de controles. Me encanta. Sin ir más lejos, el domingo entraban en casa de un adolescente (lo que no sé es quién dio el aviso, o por qué entraron, hasta ahí no llega mi alemán) y tenía la habitación llena de plantas de marihuana, y cuando entran, estaba todo “fumao” y se empieza a echar unas risas y a grabar a los polis con el móvil. Os podéis imaginar el parto de caja :)
Otro tema, vaya obsesión tienen aquí con el chocolate (el dulce). Las secciones en los supermercados son casi tan bestias como las de salchichas o cerveza. No puedo decir que estos tres temas sean tópicos. Son verdaderamente ciertos.
El sábado pensábamos ir al mercadillo del río, pero justo cuando íbamos a salir de casa me llamó María. Tenía cartas.
Una era de T-Mobile. No se entendía nada, y ni siquiera supe entender el sentido de la carta, por ver si tenía que hacer algo, o simplemente era de bienvenida… Ni idea. Eso sí, acababa con “gruβen”, como todas las oficiales.
La otra era del banco. Me mandaban el TAN, la tabla con códigos para cuando haces operaciones a través de internet. Poco a poco iba consiguiendo las cosas.
Le dije a María que nos íbamos al mercadillo y me comentó que ya no se hacía en el río. Desde el 1 de noviembre, después de un montón de años, iba a hacerse una semana sí y otra no en otro lugar. Perfecto, un plan menos.
Nos dedicamos a seguir ordenando trastos, y luego nos fuimos al mesón “La paella”. Sí, un mesón español en el que sólo hablan alemán y siempre está el “Carácter Latino” de fondo. Me pedí unas chuletillas de cordero, y cuando vi la pinta buenísima que tenían, me las comí de unas maneras que sólo me faltó decir “unga-unga”. Mi madre ya se dio cuenta y dijo que no recordaba haberme visto comer así nunca.
No es que pase hambre, pero desde luego ahora aprecio mucho más las buenas comidas.
Tras el empacho, una pequeña siesta, y a continuación bajamos al piso de María, para que conociese a mis padres. Me puso por las nubes (María), diciendo que estaba muy contenta porque no consumía drogas. Qué crack la señora. Me imagino que pensaría que sólo iban a querer su buhardilla drogatas, y llegué yo, todo sano y elegante. Qué cosas.
Para culminar el día, cogimos el metro hasta Nintendo. Les enseñé lo que se puede ver, o sea, nada. Puedo entrar al edificio, subir a la planta de Nintendo y ver a través de los cristales los pasillos, pero no puedo entrar, lógicamente.
No obstante, para cuando vengáis, sí que se pueden ver los dibujos de Super Mario en las paredes y el Tingle Café, que es una de las zonas de descanso (donde están las consolas que algunos frikis utilizan).
Acabamos la visita en el Rewe de abajo. Vieron las mesitas en las que paso media hora al día, y seguimos con nuestras compras. Había que comprar un cubo de fregar, porque yo compré uno que sólo valía para un tipo raro de fregona (flipa). Y menos mal que se dio cuenta mi madre, porque si no habría que ver mi cara al intentar escurrir la fregona. Pero ese día no llegó.
Siguieron los bricoconsejos: “estos limones son muy buenos”, “aquí los plátanos están más baratos que en el Aldi”, “estos mismos platos estaban en el Woolworth por 20 céntimos menos”.
Al respecto de los precios, creo que las amas de casa (al menos de mi madre) tienen un octavo sentido que algunos no conseguiremos ni con decenios de entrenamiento. Yo ya estoy en un momento en Frankfurt en el que para algunas cosas ya no tengo que comprar por comprar, sino que puedo mirar en varios sitios y ver dónde son mejores o más baratas. Conozco bastantes sitios y como mínimo por dos, paso todos los días. Pues aunque lo intento, no me preguntes ahora cuánto vale un kilo de tomates en el Rewe o uno de mandarinas en el Tengelmann. No puedo.
Sin embargo mi madre, tras un día y medio en Frankfurt, sabía los precios aproximados en Alemania de los alimentos básicos, y a partir de ahí era capaz de memorizar un montón de diferencias. Aún estoy flipando.
Antes de irnos a mi piso, pasamos por Hauptwache a comprarme una cámara de fotos. La que tengo ya hacía tonterías en España, luego se le pasaron y ahora las vuelve a hacer. Y no hay cosa que más fastidie que intentar hacer una foto y que no te salga. Se han perdido algunas buenas por eso, así que les convencí para que me regalasen una. Ángel, es una Nikon Coolpix de 10 Mpx, 140 €.
Por la noche, en casa, reventados ya, mi madre me enseñó a preparar un arroz a la cubana con sofrito de ajos y taquitos de jamón y con huevos duros. Para chuparse los dedos.
El sábado ya no les tuve que acompañar a su hotel. Ahí entra mi padre, a quien duros años de entrenamiento le han valido para orientarse muy bien con un mapa y poco tiempo. Desde mi casa se fueron solos.
El domingo ya sólo quedó tiempo para acabar de vaciar las maletas y enseñarme a hacer un caldo con fideos y carne. También para chuparse los dedos. Espero haberlo asimilado.
Me he dejado (sorry), que el sábado también solucionamos el tema de la lavandería. Llevamos mi ropa y tras mucho esfuerzo leyendo instrucciones el alemán y la inestimable ayuda de una joven alemana, logramos lavarla y secarla. Me va a salir el lavado por 3.50€ y el secado entre 0,50 y 1€. No está mal.
Vuelvo al domingo. Antes de salir hacia el aeropuerto, aún quedó tiempo para planchar. Me di cuenta de que los fundamentos que me explicó mi madre en Logroño no habían cuajado al 100%, así que dimos unas clases de repaso general.
Os aseguro que cuando tienes que planchar tú mismo, no dejas una camiseta en una silla y luego te apoyas en ella. Ese tipo de errores ya no se cometen más. Bueno, ya sé que no soy el único que se plancha la ropa de los que leéis el blog, pero como comento todo lo que hago por aquí…
Con mucha pena, dejé a mis padres en el aeropuerto. Muchos más tranquilos, eso sí, después de ver mi piso, las distancias, el barrio, a María… Y Frankfurt les encantó. Eso es importante, que los padres estén tranquilos.
De vuelta en casa, a organizar todo para una nueva semana aquí, y a cenar buenos alimentos viendo uno de mis programas favoritos: “Achtung kontrolle”. Aquí un equipo documental va con diferentes tipos de policías haciendo un montón de controles. Me encanta. Sin ir más lejos, el domingo entraban en casa de un adolescente (lo que no sé es quién dio el aviso, o por qué entraron, hasta ahí no llega mi alemán) y tenía la habitación llena de plantas de marihuana, y cuando entran, estaba todo “fumao” y se empieza a echar unas risas y a grabar a los polis con el móvil. Os podéis imaginar el parto de caja :)
Otro tema, vaya obsesión tienen aquí con el chocolate (el dulce). Las secciones en los supermercados son casi tan bestias como las de salchichas o cerveza. No puedo decir que estos tres temas sean tópicos. Son verdaderamente ciertos.
Con mis padres (1/2-nov) 1 de 2
Me quedé un poco flipado con el mensaje. ¿Cómo que 4 horas de retraso? Eso no es un retraso, es un aplazamiento.
No tenía nada que hacer, no había hecho planes, no había cogido listas, ni papeles, ni citas, con lo cual no podía avanzar en nada. Vaya mierda.
Me fui un rato a internet, a desahogarme. En realidad, como los ordenadores cada vez van peor y más lentos, en vez de relajarme me pillo unos rebotes… En fin… Aproveché para mirar en la web del aeropuerto de Frankfurt el vuelo de mis padres y efectivamente, previsto para las 10 de la noche.
Después pasé por el hotel donde se iba a alojar para avisar de que llegarían tarde y me fui a mi casa. Estuve viendo un rato la tele, ordenando papeles, repasando verbos alemanes (¡os quiero!), limpiando y cosas así.
Ya sobre las 9 salí de casa, porque sólo me faltaba encima llegar tarde. Bueno, como era más tarde de las 8, los metros cada 20 minutos. Llegó el mío a las 9.20 (justo perdí uno por algún minuto). Estaba en Hauptwache a las 9.25, y el primer metro para el aeropuerto era a las… ¡¡9.45!! ¡Increíble! Ya estaba Frankfurt haciéndome de las suyas.
Por supuesto, no lo perdí; lo cogí y llegué a la Terminal 1 del aeropuerto a las 10, así que a todo correr a la Terminal 2. Por suerte, aún había más retraso y tuve que esperar hasta las 10.40 a que salieran mis padres.
En el aeropuerto estuve hablando con otros dos de Nintendo que me encontré allí. Pablo y Belén (algún día, pronto, hablaré un poquillo de la gente que conozco, para poder contar mejor sus cosas). Pablo esperaba a su novia y Belén a un amigo.
Fue saliendo todo el pasaje. Llegó el amigo de Belén. Luego la novia de Pablo. Se dieron un lotazo que sólo le faltó a la gente aplaudir. Una vez más, los españoles dando la nota.
Y por último, casi después del que limpia el avión por dentro, salieron mis padres. Tengo que reconocer que fue emocionante. Ya tenía muchas ganas de ver una cara conocida (que no fuese por webcam). Me comentaron que el retraso se originó porque el vuelo era Santiago de Chile-Madrid-Frankfurt (el mismo que cogí yo), y al salir de Santiago alguien se puso muy malo y tuvieron que aterrizar en Brasil. Qué puntazo.
Como eran las mil y media, pasamos de metro y cogimos un taxi. En el taxi quedé como un rey, porque durante el trayecto me preguntó tres o cuatro cosas en alemán y le respondí a todas, en alemán también. No voy a flipar: acertó con los verbos que me sé. Parecía que estábamos compinchados.
Cuando nos dejó en Röderbergweg 172, ya empecé a concienciar a mis padres de que 120 metros cuadrados es de ricos. Y se empezaron a reír.
Subimos las escaleras normales, y luego las angostas. Un último aviso… ¡y adentro!
Superado el shock de ver el fondo de la casa nada más entrar, fueron descubriendo las habitaciones y les gustó. Les gustó mucho.
Destacaron lo bien ordenadita que estaba (os podéis imaginar siendo yo el único inquilino). Todo al milímetro. Enseguida mi padre identificó lo que viene a ser el salón, un sillón, la tele y el mando y se puso cómodo. La verdad es que el quid iba a estar entre mi madre y yo.
Empezamos a abrir maletas. Trajeron cuatro, y tres eran para mí. Alguna maleta parecía de mercadillo, con cazos, coladores, cubiertos, manzanilla… era muy gracioso.
Sacamos unas cuantas cosas y les acompañé a su hotel, porque eran las 12.30 y yo trabajaba el viernes.
Me acosté a la 1.30. Y como me suele pasar, por pensar en que iba a dormir poco, no pegué ojo, así que a las 7.30 parecía más zombi que otra cosa.
El viernes en el trabajo no me concentré mucho, pensando ya en los planes con mis padres. De todos modos, ya era el último día con el proyecto, y en realidad ya no teníamos que hacer nada. Jugar por jugar.
Cuando salí, los recogí en su hotel. Les pregunté por lo que habían visto durante la mañana, para ver qué quedaba pendiente… pues bien, ya había visto más de lo que he visto yo. Ya han visitado por ejemplo la Alte Oper (Ópera) y han subido a una de las torres.
Una vez que mi reputación como guía estuvo por los suelos, nos fuimos de compras. En ese tema aún tenía yo la sartén por el mango. Con una media de 2 tickets diarios desde el 13 de octubre, en más de 20 establecimientos diferentes, soy un crack de las compras.
Empezamos por el mini-Zeil. Súper tras súper, yo iba asimilando más y más información de mi madre. “Las latas de conservas, una vez abiertas, al frigo”. “Los tomates tócalos, a ver cuáles están más duritos”. “Este suavizante es la marca blanca del Schlecker”. “Esos filetes son muy gordos, cómprate siempre de estos otros”. “Estas patatas no son buenas”. “Estas patatas sí son buenas”. “Estas verduras son ideales para un caldito”…
Notaba el cerebro latir. De verdad. Y mi madre no paraba. Pretendía transmitirme el saber de varias generaciones en un par de horas. Y era todavía viernes…
Con cincuenta mil bolsas volvimos a mi piso. Cenamos unos calamares fritos (para estrenar una sartén y pillarle el punto a la cocina eléctrica). Yo sólo tengo pillado el punto para salchichas, huevos fritos y patatas fritas. Ya lo sabéis.
Mientras tanto, seguíamos vaciando maletas… Con lo ordenadita que estaba mi casa… En fin. Iban saliendo utensilios (y comida) de supervivencia y de no tanta supervivencia: abrelatas, pinzas de ropa, cazos, tijeras, una linterna, toallas, trapos, una manta, una grapadora, botes de cristas, tuppers, bayetas, embudos, escurreplatos………. Chorizo, salchichón, jamón serrano (varios envases al vacío y ¡una maza completa!).
La maza de jamón me hizo una ilusión tremenda. Creo que es lo mejor que me podían traer. Había echado tanto de menos el llegar a casa y poder picar algo así. Vaya subida de nivel.
No tenía nada que hacer, no había hecho planes, no había cogido listas, ni papeles, ni citas, con lo cual no podía avanzar en nada. Vaya mierda.
Me fui un rato a internet, a desahogarme. En realidad, como los ordenadores cada vez van peor y más lentos, en vez de relajarme me pillo unos rebotes… En fin… Aproveché para mirar en la web del aeropuerto de Frankfurt el vuelo de mis padres y efectivamente, previsto para las 10 de la noche.
Después pasé por el hotel donde se iba a alojar para avisar de que llegarían tarde y me fui a mi casa. Estuve viendo un rato la tele, ordenando papeles, repasando verbos alemanes (¡os quiero!), limpiando y cosas así.
Ya sobre las 9 salí de casa, porque sólo me faltaba encima llegar tarde. Bueno, como era más tarde de las 8, los metros cada 20 minutos. Llegó el mío a las 9.20 (justo perdí uno por algún minuto). Estaba en Hauptwache a las 9.25, y el primer metro para el aeropuerto era a las… ¡¡9.45!! ¡Increíble! Ya estaba Frankfurt haciéndome de las suyas.
Por supuesto, no lo perdí; lo cogí y llegué a la Terminal 1 del aeropuerto a las 10, así que a todo correr a la Terminal 2. Por suerte, aún había más retraso y tuve que esperar hasta las 10.40 a que salieran mis padres.
En el aeropuerto estuve hablando con otros dos de Nintendo que me encontré allí. Pablo y Belén (algún día, pronto, hablaré un poquillo de la gente que conozco, para poder contar mejor sus cosas). Pablo esperaba a su novia y Belén a un amigo.
Fue saliendo todo el pasaje. Llegó el amigo de Belén. Luego la novia de Pablo. Se dieron un lotazo que sólo le faltó a la gente aplaudir. Una vez más, los españoles dando la nota.
Y por último, casi después del que limpia el avión por dentro, salieron mis padres. Tengo que reconocer que fue emocionante. Ya tenía muchas ganas de ver una cara conocida (que no fuese por webcam). Me comentaron que el retraso se originó porque el vuelo era Santiago de Chile-Madrid-Frankfurt (el mismo que cogí yo), y al salir de Santiago alguien se puso muy malo y tuvieron que aterrizar en Brasil. Qué puntazo.
Como eran las mil y media, pasamos de metro y cogimos un taxi. En el taxi quedé como un rey, porque durante el trayecto me preguntó tres o cuatro cosas en alemán y le respondí a todas, en alemán también. No voy a flipar: acertó con los verbos que me sé. Parecía que estábamos compinchados.
Cuando nos dejó en Röderbergweg 172, ya empecé a concienciar a mis padres de que 120 metros cuadrados es de ricos. Y se empezaron a reír.
Subimos las escaleras normales, y luego las angostas. Un último aviso… ¡y adentro!
Superado el shock de ver el fondo de la casa nada más entrar, fueron descubriendo las habitaciones y les gustó. Les gustó mucho.
Destacaron lo bien ordenadita que estaba (os podéis imaginar siendo yo el único inquilino). Todo al milímetro. Enseguida mi padre identificó lo que viene a ser el salón, un sillón, la tele y el mando y se puso cómodo. La verdad es que el quid iba a estar entre mi madre y yo.
Empezamos a abrir maletas. Trajeron cuatro, y tres eran para mí. Alguna maleta parecía de mercadillo, con cazos, coladores, cubiertos, manzanilla… era muy gracioso.
Sacamos unas cuantas cosas y les acompañé a su hotel, porque eran las 12.30 y yo trabajaba el viernes.
Me acosté a la 1.30. Y como me suele pasar, por pensar en que iba a dormir poco, no pegué ojo, así que a las 7.30 parecía más zombi que otra cosa.
El viernes en el trabajo no me concentré mucho, pensando ya en los planes con mis padres. De todos modos, ya era el último día con el proyecto, y en realidad ya no teníamos que hacer nada. Jugar por jugar.
Cuando salí, los recogí en su hotel. Les pregunté por lo que habían visto durante la mañana, para ver qué quedaba pendiente… pues bien, ya había visto más de lo que he visto yo. Ya han visitado por ejemplo la Alte Oper (Ópera) y han subido a una de las torres.
Una vez que mi reputación como guía estuvo por los suelos, nos fuimos de compras. En ese tema aún tenía yo la sartén por el mango. Con una media de 2 tickets diarios desde el 13 de octubre, en más de 20 establecimientos diferentes, soy un crack de las compras.
Empezamos por el mini-Zeil. Súper tras súper, yo iba asimilando más y más información de mi madre. “Las latas de conservas, una vez abiertas, al frigo”. “Los tomates tócalos, a ver cuáles están más duritos”. “Este suavizante es la marca blanca del Schlecker”. “Esos filetes son muy gordos, cómprate siempre de estos otros”. “Estas patatas no son buenas”. “Estas patatas sí son buenas”. “Estas verduras son ideales para un caldito”…
Notaba el cerebro latir. De verdad. Y mi madre no paraba. Pretendía transmitirme el saber de varias generaciones en un par de horas. Y era todavía viernes…
Con cincuenta mil bolsas volvimos a mi piso. Cenamos unos calamares fritos (para estrenar una sartén y pillarle el punto a la cocina eléctrica). Yo sólo tengo pillado el punto para salchichas, huevos fritos y patatas fritas. Ya lo sabéis.
Mientras tanto, seguíamos vaciando maletas… Con lo ordenadita que estaba mi casa… En fin. Iban saliendo utensilios (y comida) de supervivencia y de no tanta supervivencia: abrelatas, pinzas de ropa, cazos, tijeras, una linterna, toallas, trapos, una manta, una grapadora, botes de cristas, tuppers, bayetas, embudos, escurreplatos………. Chorizo, salchichón, jamón serrano (varios envases al vacío y ¡una maza completa!).
La maza de jamón me hizo una ilusión tremenda. Creo que es lo mejor que me podían traer. Había echado tanto de menos el llegar a casa y poder picar algo así. Vaya subida de nivel.
El cisco en sí (30/31-oct)
El jueves 30 nos llegaron noticias por la mañana de que se organizaría una reunión con un representante de Fitarbeiten, para aclarar el tema de los 300€ de ayuda “ilegales”.
Se ve que Nintendo no quería que llegase la sangre al río, y fueron ellos mismos los que la organizaron.
El resto del día simplemente transcurrió, currando y luego en casa adecentándola para la visita de mis padres.
Llegó el viernes 31 (sé que el 30 os ha sonado a poco, pero es que han pasado algunos días y no recuerdo nada relevante…).
Por fin, el último día en mi el mismo proyecto. A partir del lunes me tocaría tiempo libre. ¿Recuperaría el Zelda? Durante los descansos me comentaron un par de planes para el finde. Estaba muy bien los dos. Aquí ya empiezan a conocerse los locales guapos, y cada vez se lo pasan mejor. Yo por una cosa o por otra aún no he salido. Y tampoco ese fin de semana, ya que con mis padres aquí de visita, no era el momento.
A las 4 de la tarde, poco antes de salir nos juntaron para la reunión con Fitarbeiten. Estábamos unas 40-50 personas. Todos llenos de preguntas y deseosos de legalidad (quién pillara a Zapatero aquí para regalarnos legalidad a todos).
A las 4.05 llegaron Michael (encargado de Fitarbeiten de nóminas y esos temas) y una asistente legal.
Comenzó la reunión. Michael nos leyó lo que tenía preparado. Unos 8-10 folios que explicaban que llevaban solicitando esta ayuda desde 2002 y no había habido ningún problema. También nos comentó que se preguntó por su legalidad en ese año, y estaba todo en orden; y que en 2006 volvieron a informarse, y continuaba bien. Y desde el 2006 no había cambios en la legislación. Éste fue el argumento básico por su parte en la reunión.
El nuestro era que porqué entonces había gente que estaba recibiendo cartas solicitando documentos que probasen un alquiler en España (recordemos que esto iba de dobles residencias).
Entonces él contestaba que eso no era lo normal, y que con demostrar que se vivía en España valía. Y entonces nosotros volvíamos a preguntar por qué había problemas con algunas personas, y él contestaba lo mismo. Así 1 hora y media.
Él salió iracundo y convencido de que tenía razón. Y nosotros, como bien le dijo una española, en plan “we want to believe you”. Estábamos deseosos de creerle, porque eso significaba olvidarse del asunto.
Se consiguieron dos cosas:
Fitarbeiten nos enviaría a cada uno un documento escrito asegurando (en inglés) que solicitar esa ayuda era legal, para que hubiese constancia.
Fitarbeiten nos dio la opción a todos de cambiar nuestros contratos y eliminar esa ayuda, pasando a cobrar aproximadamente 70-100€ menos al mes.
Pregunté a la salida a los españoles que llevaban más tiempo qué iban a hacer, y nadie lo sabía. Así que yo, menos. A esperar. Total, yo este año aún no tengo que hacer declaración de la renta porque he empezado a trabajar en octubre, así que para cuando me toque, lo mismo ni sigo ahí. Éste es un problema claramente para el Eduardo futuro.
Según salí de la reunión, me fui corriendo al aeropuerto, a recoger a mis padres (llegaban a las 5.30 de la tarde).
Cuando estaba saliendo de Nintendo, recibí un mensaje: “Avión con retraso. Mínimo 4 horas”
(!)
Se ve que Nintendo no quería que llegase la sangre al río, y fueron ellos mismos los que la organizaron.
El resto del día simplemente transcurrió, currando y luego en casa adecentándola para la visita de mis padres.
Llegó el viernes 31 (sé que el 30 os ha sonado a poco, pero es que han pasado algunos días y no recuerdo nada relevante…).
Por fin, el último día en mi el mismo proyecto. A partir del lunes me tocaría tiempo libre. ¿Recuperaría el Zelda? Durante los descansos me comentaron un par de planes para el finde. Estaba muy bien los dos. Aquí ya empiezan a conocerse los locales guapos, y cada vez se lo pasan mejor. Yo por una cosa o por otra aún no he salido. Y tampoco ese fin de semana, ya que con mis padres aquí de visita, no era el momento.
A las 4 de la tarde, poco antes de salir nos juntaron para la reunión con Fitarbeiten. Estábamos unas 40-50 personas. Todos llenos de preguntas y deseosos de legalidad (quién pillara a Zapatero aquí para regalarnos legalidad a todos).
A las 4.05 llegaron Michael (encargado de Fitarbeiten de nóminas y esos temas) y una asistente legal.
Comenzó la reunión. Michael nos leyó lo que tenía preparado. Unos 8-10 folios que explicaban que llevaban solicitando esta ayuda desde 2002 y no había habido ningún problema. También nos comentó que se preguntó por su legalidad en ese año, y estaba todo en orden; y que en 2006 volvieron a informarse, y continuaba bien. Y desde el 2006 no había cambios en la legislación. Éste fue el argumento básico por su parte en la reunión.
El nuestro era que porqué entonces había gente que estaba recibiendo cartas solicitando documentos que probasen un alquiler en España (recordemos que esto iba de dobles residencias).
Entonces él contestaba que eso no era lo normal, y que con demostrar que se vivía en España valía. Y entonces nosotros volvíamos a preguntar por qué había problemas con algunas personas, y él contestaba lo mismo. Así 1 hora y media.
Él salió iracundo y convencido de que tenía razón. Y nosotros, como bien le dijo una española, en plan “we want to believe you”. Estábamos deseosos de creerle, porque eso significaba olvidarse del asunto.
Se consiguieron dos cosas:
Fitarbeiten nos enviaría a cada uno un documento escrito asegurando (en inglés) que solicitar esa ayuda era legal, para que hubiese constancia.
Fitarbeiten nos dio la opción a todos de cambiar nuestros contratos y eliminar esa ayuda, pasando a cobrar aproximadamente 70-100€ menos al mes.
Pregunté a la salida a los españoles que llevaban más tiempo qué iban a hacer, y nadie lo sabía. Así que yo, menos. A esperar. Total, yo este año aún no tengo que hacer declaración de la renta porque he empezado a trabajar en octubre, así que para cuando me toque, lo mismo ni sigo ahí. Éste es un problema claramente para el Eduardo futuro.
Según salí de la reunión, me fui corriendo al aeropuerto, a recoger a mis padres (llegaban a las 5.30 de la tarde).
Cuando estaba saliendo de Nintendo, recibí un mensaje: “Avión con retraso. Mínimo 4 horas”
(!)
Se avecina un cisco (29-oct)
Hoy ha sido otro día movidito. Y van mil.
En Nintendo, hoy que iba concienciado para descubrir cómo se jugaba al juego de Pokémon, nos han vuelto a meter en el proyecto anterior, hasta el viernes. Así que 3 días más del juego anterior.
Así he podido continuar con la partida que tenía a medias, en la que estaba intentando coger todos los objetos posibles, ver todos los textos, etc. Las dos primeras veces que me lo pasé descubrí un 35% del juego, así que el objetivo ahora era subir el porcentaje.
Pues me lo he vuelto a pasar, casi sin trucos para seguir bien la historia, y sólo he sacado un 45%, así que estoy bastante mosqueado. Lo malo es que no me va a dar tiempo de pasármelo otra vez completo y a fondo en 2 días. Con trucos sí, pero entonces no subiré el porcentaje. Siempre me quedará la duda de lo que me olvidé por el camino.
Pero éste no es el cisco del que hablaba. Sabéis que he nombrado varias veces a “mi agencia”, que dicho sea de paso, se llama Fitarbeiten. Aquí en Nintendo estamos todos contratados a través de agencias. Hay como 6 ó 7 que aportan trabajadores a la empresa. Y las agencias son las que se encargan del contrato, los pagos, etc.
Desde que he llegado he oído cosas buenas y malas de todas las agencias. Que si pagan más o menos, que si no atienden bien, que si dan más vacaciones. De todo.
De Fitarbeiten oí algo raro sobre unos 300€ y una declaración de la renta. Lo escuché de rebote, así que no me enteré mucho, pero me lo guardé en el coco para ir averiguando. Y justo hoy, un chaval nos ha repartido a todos los de Fitarbeiten una carta explicándonos ese tema.
Resulta que esta agencia consigue una ayuda del Gobierno Alemán, orientada originalmente a la gente que mantiene dos residencias a la vez. Lógicamente, de los que estamos en Nintendo todos tenemos dos residencias, pero ninguna de las dos es nuestra (normalmente).
Entonces esa ayuda digamos que sirve para subirnos el sueldo a los de Fitarbeiten y para quedarse ellos mismos con una parte. Así que salimos todos ganando… menos el Gobierno Alemán.
Se supone que hay una pequeña cláusula en el contrato, pero claro, en alemán. Y ahora resulta que algunos al hacer su declaración han tenido problemas con la Hacienda alemana. Pero problemas en plan tener que devolver 3.600€ y cosas así.
También nos comentaba en la carta que han estado consultando con un abogado, y que lo que hace Fitarbeiten es ilegal, y encima nos la cargamos nosotros. Así que han redactado una carta en alemán para la agencia, para que elimine esa cláusula de los contratos. Y avisan de que si no irán a juicio.
Todo este tema, a la hora de comer. Rápidamente yo he pedido la carta para firmarla, pero aún no estaba ni impresa todavía. Está claro que todos preferimos cobrar normal, lo mismo que todos, y pasar de rollos raros, y menos fuera de España. No sé porqué, creo que si yo fuese a la cárcel sería uno de los que le cogía el bolsillo a T-Bag, como en Prison Break. Así que paso :)
Justo antes de irnos a casa, ha pasado el mismo chaval que ha repartido las cartas y nos ha comentado que el encargado de Nintendo de Recursos Humanos va a hablar con Fitarbeiten, y posiblemente nos reúna a todos uno de estos días.
Lo que también he oído es que te puedes cambiar de agencia, y seguir trabajando para Nintendo. Es lo que más me apetece ahora, justo hoy que he terminado el papeleo con Fitarbeiten (les he llevado todo lo del registro y la cuenta del banco), empezar con finiquitos y buscar otra agencia. Me muero.
Para 5 ó 6 de nosotros, además, todo esto va a ser a contrarreloj, ya que nos hemos enterado de que en el contrato pone que después de 2 meses ya no es posible hacer ningún cambio en el contrato y se está de acuerdo con todo.
Así que si el tema no progresa y empiezan a ir a juicios, quizás nosotros aún podamos cambiarlo por las buenas. Para ello, todo tiene que solucionarse antes de finales de noviembre.
¿Qué os parece? A veces esto adquiere tintes de pesadilla.
Y mientras tanto, mañana vienen mis padres. Ya les he preparado un mapa de la ciudad y varios del metro, para que se apañen el viernes por la mañana hasta que salga de trabajar.
Ahora mismo me voy al ciber (a subir los 4 post anteriores a éste). Antes, he bajado a casa de María, a ver si solucionaba lo del buzón. Le he bajado un papelito con mis datos para que lo pegue fuera, pero ha empezado a contarme algo que no estoy seguro de entender. Creo que era que le diga al banco que no me mande cartas, que yo las recojo. Por si acaso era eso, le he dicho que por favor lo pegue de momento, porque la tarjeta de crédito ya está en camino y va a ir ahí.
Eso de que chapurré español es un arma de doble filo. Ya veremos qué pinta tiene el buzón mañana, os contaré.
Por lo demás, hoy he estado observando un poco los diferentes tipos de frikis. Están los que no se nota, pero cuando hablas con ellos, se les empiezan a caer las cartas Magic y para elegir lo que te responden tiran dados octogonales al suelo (diría que un 40% son así). También hay gente normal (un 30%). No es por nada, pero aprovecho a decir que los más normales y las más guapas (mejor dicho, las únicas guapas) son las españolas.
No es chovinismo. Es un hecho.
También hay frikis sólo de vestir (5%). Son gente que puede pasar por normal, pero sus pintas le delatan. No hay demasiados en Nintendo.
Y por último, el 25% aproximadamente son los frikis estándar. Los frikis que todos os imagináis, que se les ve, se les nota y se les oye. Son los típicos frikis reconocidos por la IEEE, la IUPAC y el Consorcio de Aguas de La Rioja. De éstos hay unos cuantos y son muy divertidos. Le dan un ambiente elegante-retro-chic-heavy a las salas de Nintendo. Imprescindibles para este tipo de trabajo.
Fin :)
Aunque leéis siempre los post con retraso, hasta el domingo que se van mis padres no creo que pueda escribir mucho. No os importe.
Ciao!
En Nintendo, hoy que iba concienciado para descubrir cómo se jugaba al juego de Pokémon, nos han vuelto a meter en el proyecto anterior, hasta el viernes. Así que 3 días más del juego anterior.
Así he podido continuar con la partida que tenía a medias, en la que estaba intentando coger todos los objetos posibles, ver todos los textos, etc. Las dos primeras veces que me lo pasé descubrí un 35% del juego, así que el objetivo ahora era subir el porcentaje.
Pues me lo he vuelto a pasar, casi sin trucos para seguir bien la historia, y sólo he sacado un 45%, así que estoy bastante mosqueado. Lo malo es que no me va a dar tiempo de pasármelo otra vez completo y a fondo en 2 días. Con trucos sí, pero entonces no subiré el porcentaje. Siempre me quedará la duda de lo que me olvidé por el camino.
Pero éste no es el cisco del que hablaba. Sabéis que he nombrado varias veces a “mi agencia”, que dicho sea de paso, se llama Fitarbeiten. Aquí en Nintendo estamos todos contratados a través de agencias. Hay como 6 ó 7 que aportan trabajadores a la empresa. Y las agencias son las que se encargan del contrato, los pagos, etc.
Desde que he llegado he oído cosas buenas y malas de todas las agencias. Que si pagan más o menos, que si no atienden bien, que si dan más vacaciones. De todo.
De Fitarbeiten oí algo raro sobre unos 300€ y una declaración de la renta. Lo escuché de rebote, así que no me enteré mucho, pero me lo guardé en el coco para ir averiguando. Y justo hoy, un chaval nos ha repartido a todos los de Fitarbeiten una carta explicándonos ese tema.
Resulta que esta agencia consigue una ayuda del Gobierno Alemán, orientada originalmente a la gente que mantiene dos residencias a la vez. Lógicamente, de los que estamos en Nintendo todos tenemos dos residencias, pero ninguna de las dos es nuestra (normalmente).
Entonces esa ayuda digamos que sirve para subirnos el sueldo a los de Fitarbeiten y para quedarse ellos mismos con una parte. Así que salimos todos ganando… menos el Gobierno Alemán.
Se supone que hay una pequeña cláusula en el contrato, pero claro, en alemán. Y ahora resulta que algunos al hacer su declaración han tenido problemas con la Hacienda alemana. Pero problemas en plan tener que devolver 3.600€ y cosas así.
También nos comentaba en la carta que han estado consultando con un abogado, y que lo que hace Fitarbeiten es ilegal, y encima nos la cargamos nosotros. Así que han redactado una carta en alemán para la agencia, para que elimine esa cláusula de los contratos. Y avisan de que si no irán a juicio.
Todo este tema, a la hora de comer. Rápidamente yo he pedido la carta para firmarla, pero aún no estaba ni impresa todavía. Está claro que todos preferimos cobrar normal, lo mismo que todos, y pasar de rollos raros, y menos fuera de España. No sé porqué, creo que si yo fuese a la cárcel sería uno de los que le cogía el bolsillo a T-Bag, como en Prison Break. Así que paso :)
Justo antes de irnos a casa, ha pasado el mismo chaval que ha repartido las cartas y nos ha comentado que el encargado de Nintendo de Recursos Humanos va a hablar con Fitarbeiten, y posiblemente nos reúna a todos uno de estos días.
Lo que también he oído es que te puedes cambiar de agencia, y seguir trabajando para Nintendo. Es lo que más me apetece ahora, justo hoy que he terminado el papeleo con Fitarbeiten (les he llevado todo lo del registro y la cuenta del banco), empezar con finiquitos y buscar otra agencia. Me muero.
Para 5 ó 6 de nosotros, además, todo esto va a ser a contrarreloj, ya que nos hemos enterado de que en el contrato pone que después de 2 meses ya no es posible hacer ningún cambio en el contrato y se está de acuerdo con todo.
Así que si el tema no progresa y empiezan a ir a juicios, quizás nosotros aún podamos cambiarlo por las buenas. Para ello, todo tiene que solucionarse antes de finales de noviembre.
¿Qué os parece? A veces esto adquiere tintes de pesadilla.
Y mientras tanto, mañana vienen mis padres. Ya les he preparado un mapa de la ciudad y varios del metro, para que se apañen el viernes por la mañana hasta que salga de trabajar.
Ahora mismo me voy al ciber (a subir los 4 post anteriores a éste). Antes, he bajado a casa de María, a ver si solucionaba lo del buzón. Le he bajado un papelito con mis datos para que lo pegue fuera, pero ha empezado a contarme algo que no estoy seguro de entender. Creo que era que le diga al banco que no me mande cartas, que yo las recojo. Por si acaso era eso, le he dicho que por favor lo pegue de momento, porque la tarjeta de crédito ya está en camino y va a ir ahí.
Eso de que chapurré español es un arma de doble filo. Ya veremos qué pinta tiene el buzón mañana, os contaré.
Por lo demás, hoy he estado observando un poco los diferentes tipos de frikis. Están los que no se nota, pero cuando hablas con ellos, se les empiezan a caer las cartas Magic y para elegir lo que te responden tiran dados octogonales al suelo (diría que un 40% son así). También hay gente normal (un 30%). No es por nada, pero aprovecho a decir que los más normales y las más guapas (mejor dicho, las únicas guapas) son las españolas.
No es chovinismo. Es un hecho.
También hay frikis sólo de vestir (5%). Son gente que puede pasar por normal, pero sus pintas le delatan. No hay demasiados en Nintendo.
Y por último, el 25% aproximadamente son los frikis estándar. Los frikis que todos os imagináis, que se les ve, se les nota y se les oye. Son los típicos frikis reconocidos por la IEEE, la IUPAC y el Consorcio de Aguas de La Rioja. De éstos hay unos cuantos y son muy divertidos. Le dan un ambiente elegante-retro-chic-heavy a las salas de Nintendo. Imprescindibles para este tipo de trabajo.
Fin :)
Aunque leéis siempre los post con retraso, hasta el domingo que se van mis padres no creo que pueda escribir mucho. No os importe.
Ciao!
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