Era un problema, porque muchos tenemos portátil, pero nadie tiene impresora. Se llevó Belén el billete electrónico metido en un USB, y se paseó por Frankfurt hasta que encontró un ciber con ese servicio.
El viernes estábamos todos emocionadísimos, porque era la penúltima semana antes de Navidad. Por otra parte, también era la despedida de Laura y Carol (ver fotos Würzburg), que dejaban Nintendo.
Para "celebrarlo" fuimos a un bar al que suelen ir los españoles: el Mefisto. Por fuera parecía normal, pero por dentro... "te fistas"...
Es un super-antro. Empiezas a bajar escaleras y a dar vueltas, y cuando ya te parece que debes estar llegando al metro de Berlín, encuentras unas mesas con luces rojas, la mitad de ellas fundidas.
No había nadie...
Preguntamos a Luis, un español que lleva bastante tiempo en Nintendo, qué era lo típico allí, y nos comentó que era el "metro de cervezas". Os hacéis una idea. Pedimos un par de metros, y la camarera, la pava más borde del hemisferio norte, nos sacó nuestras cervecitas.
Allí pasamos la tarde entre risas. Por supuesto, al ser todos españoles, sólo se nos oía a nosotros. ¡Ah! Por cierto, para que os hagáis una mejor idea del lugar, varias personas dijeron (yo incluido) que recordaba un montón a la peli de "Hostel". Totalmente cierto. De hecho, una vez oímos un gritillo y empezamos a vacilar con que había un cuarto de torturas. Ya os lo enseñaré :)
Javi y yo nos fuimos los primeros, porque teníamos partida de póker. Bueno, yo veo. Nos fuimos hasta la Alpha House y ahí se montó otra buena timba de póker. Yo aunque no juego me lo paso genial, viendo cómo lo viven (¡¡es super-pro!!) y cómo se pican.
Como no podía ser de otra manera, echamos unos vicios al Pro Evolution, Soul Calibur, etc. y luego jugamos una partida amateur, a la que me apunté (2,5€ de entrada).
La idea era salir por Frankfurt, después de la partida, en el último metro (12.30), pero acabaron a las 2. A esas horas hay un autobús nocturno, pero queda lejísimos de la casa, así que no era plan.
Mi idea era coger el primer metro para volver a casa (4.30), pero se me pasó la hora y a las 5 todavía estaba en su casa. Cuando me di cuenta salí volando (la idea era no salir mucho, para descansar e ir el domingo a tope a Nuremberg).
Llegué a la estación, justo llegó el metro y me subí. Pasaron los minutos, y no arrancaba, y sin quererlo me quedé medio "sobao". Debieron pasar unos 20 minutos, y me despertó un "perdone". Era el conductor del metro que me decía no sé qué en alemán, y me señalaba a otro andén.
Me imaginé que, por la razón que fuese, ese metro no se iba a mover, así que crucé al otro andén y justo se iba a marchar un metro, así que ante la duda me metí, sin mirar siquiera el número. A esas horas puede pasar por allí un metro cada 30-40 minutos, así que no es plan de desperdiciarlo.
Por suerte, era uno de los correctos, y me dejó en Ostendstrasse, a las 5.40 de la madrugada, y con la suerte de que en sólo 10 minutitos otro metro me llevaría a mi casa.
Así que el día que pensaba salir poco, o incluso no salir, me acosté a las 6. El sábado me dediqué a disfrutar de internet, que ya tocaba.
Por la noche vi el Barça - Madrid por internet. La gente fue a un bar, pero no estaba claro si iban a echar el partido y pasaba de quedarme sin verlo. Tenía muchas ganas de ver a mi equipo, aún sabiendo seguro que iba a perder. Lo bueno de verlo solo y por internet, es que cuando marcó Messi el 2º, cerré la ventana y me puse a otra cosa. Tan fácil como eso.
Antes de acostarme, dejé todo preparado para ir a Nuremberg, es decir... la ropa, los móviles y las llaves del piso.
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